Once ensayos sobre el placer de escribir por uno de los más imaginativos y prolíficos autores del siglo XX, un escritor que disfruta en verdad de su oficio y nos explica por qué y cómo. Bradbury examina con sabiduría y entusiasmo toda una vida dedicada a la creación y la composición de docenas de cuentos, novelas, guiones de películas, obras de teatro, programas de televisión y musicales. Refrescantes y directos, los once ensayos tienen un tema único y común: escribir es una celebración, no una pesada tarea. No se detienen, como otros libros sobre el arte de escribir, en minucias técnicas ni en cómo presentar una página, sino que Bradbury nos habla de la fiebre, el ardor, la felicidad que él ha encontrado en el acto de escribir y que pueden ser nuestros. La necesidad de plasmar en el papel aquello que resta sumergido en el inconsciente durante tanto tiempo no puede ser una ardua tarea dirigida a lectores o críticos, sino a uno mismo. Detalles autobiográficos, junto con la búsqueda de las Musas, el impulso de plasmar deseos y motivaciones en equilibrio con unos personajes vivos, fiel a lo que él llama sus impulsos inconscientes y recuerdos, todo ello tiene cabida en el proceso creativo de Ray Bradbury. Los lectores de Bradbury se deleitarán al descubrir cómo surgieron algunas de sus novelas y sus...
Acabo de terminar el libro, solicitado y leído en mi afán por aprender a escribir "como los grandes"; y de este grandioso y generoso escritor estadounidense aprendí, entre otras muchas cosas interesantes y útiles, que hay que aprender a identificar la etapa de nuestro desarrollo como escritores en la que estamos intentando imitar a los grandes. En sus propias palabras, Bradbury nos platica de forma muy amena que él pasó por esa etapa en la que queria imitar a los más célebres escritores, pero que fue hasta que se desembarazó de ella, cuando empezó a desarrollar su propio estilo. Un libro que reune ensayos en los que el escritor, a parte de darnos algunos excelentísimos consejos, nos cuenta pasajes hermosos y emotivos de su propia vida de escritor. Muy recomendado.
la Trama no es , sino , las huellas que quedan en la nieve cuando los personajes ya han partido rumbo a destinos increíbles.
¿Y qué se aprende escribiendo?, preguntarán ustedes. Primero y principal, uno recuerda que está vivo y que eso es un privilegio, no un derecho.
"La diversión de la ira del desencanto, de amar y ser amado, de conmover y ser conmovido por este baile de máscaras en el que giramos desde la cuna hasta el cementerio. La vida es corta, la desdicha segura, la muerte cierta."
No dé la espalda, por la vanidad de las publicaciones intelectuales, a lo que usted es; al material que lo hace singular, y por tanto indispensable a los otros. Para alimentar a su Musa, pues, es preciso que usted haya tenido hambre de vida, desde niño.
Un hombre bien alimentado guarda y serenamente da cauce a su infinitesimal porción de eternidad. En la noche estival parece grande. Y lo es, como lo fue siempre en todas las edades, cuando hubo un hombre con algo que contar y otros, tranquilos y sabios, que escucharan.