LOS LLANOS

Uno de los libros mas lindos que leí. Hermosa novela sobre un duelo que transcurre en el campo. Logró con sus palabras que sienta su dolor, que sienta los olores del campo; que escuche la lluvia y el viento de campo que todo lo sacude. Es una historia que te abraza a pesar de abordar un dolor tan profundo como el de un duelo. Me gustó mucho.

Tránsito de un duelo. Libro cargado de dolor, transmitido de una manera hermosamente poética. A través de la huerta, la naturaleza y el tiempo te vas empapando del sentimiento del protagonista. En pequeñas dosis, Federico nos va contando la historia del personaje, su relación con Ciro, su separación y su decisión de transitar ese cambio de vida en el campo. Metáforas en cada página que inevitablemente deben ser subrayados. De esos libros que se tienen que leer y releer.

Los llanos, un libro que me provocó el placer de leer más puro. Un libro intenso, muy íntimo, una delicia. En este ejercicio reflexivo Federico Falco nos hace vibrar con una prosa armoniosa de belleza extrema, plena de musicalidad, al tiempo que nos conmueve con la inmensidad de las palabras y una narrativa de sensibilidad exquisita. Una novela sobre el transcurrir de un duelo; lidiar con la angustia de no saber qué fue lo que pasó, con la incertidumbre de lo por venir, batallar día a día con la paciencia y la ansiedad, con la pena y la desesperación. Textos evocadores y una mirada de cerca sobre cosas simples y no tanto... una pequeña chacra en el medio del campo, los vaivenes de una huerta, el final de una relación de pareja, los lazos familiares, la escritura interrumpida. A propósito de esto último, la analogía que Falco hace entre la huerta y la escritura es sumamente acertada: avance, retroceso, pausa, ¿se puede controlar una huerta? ¿se puede controlar la escritura? El quehacer de la escritura presente todo el tiempo. Yo celebro este libro de Federico Falco; su lectura me conmovió de principio a fin. "Estar con otro es difícil. Estar con otro es un trabajo, un esfuerzo. Entender, o no entender, o tratar de entender. Lo que uno piensa que uno es. Lo que el otro cree que uno es. Los deseos y las ganas propias. Los deseos del otro. Las ganas del otro. El trabajo del otro y el trabajo de uno. El trabajo en equipo: el trabajo, la pareja, la amistad, la vecindad. Desgaste, malentendidos, entredichos. Lo que no se ve, lo que no se escucha, lo que no se quiere ver, lo que es tan terriblemente doloroso que uno prefiere no saber". (Febrero)

Mucho canto al campo y lirismo trasnochado. Qué el protagonista es homosexual no se descubre hasta mitad de la novela sin que el dato importe para el interés de una trama inexistente

Los llanos, una historia de pérdida, de duelo, la separación como ruptura emocional y la búsqueda de continuar todo en los llanos, en el campo, en una huerta. Demasiada información relacionada a las costumbres y el trabajo de la huerta y poco del pasado, lo mejor que había para aportar, la historia de vida, los abuelos y los padres del autor.

¿ Que harías para olvidar a un amor ? ¿ Cómo transitarías el duelo ? El protagonista de la novela elige una forma un poco inusual , y creo que mas dolorosa que la habitual . Recluise en una huerta , asi comienza esta novela muy inteligente , un año contado mes a mes , vamos viviendo la transición de su duelo y el devenir de la naturaleza en paralelo. Todo esto sazonado con la sabiduría secreta de los versos de algunos poetas.

Cada página de esta novela desborda belleza.Es un libro pausado, que crece con descripciones: la huerta, los animales, el campo, el paso de las estaciones, el horizonte interminable. Falco tiene una sensibilidad conmovedora para los detalles. Todo lo mira con calma: cada planta y sus exigencias, sus pequeñas guerras contra los insectos y los pájaros; la línea del horizonte y los diferentes árboles que la interrumpen; el cielo con todos sus colores, las nubes y sus promesas.Es una historia sencilla: tras separarse de su novio, un escritor se va a vivir una casa en el campo, en Zapiola. Un poco para refugiarse en lo que conoce, en el recuerdo de otro campo, donde pasaba los fines de semana de su infancia, en Córdoba. Un poco para tratar de domar su ansiedad y su tristeza, su ruido interior, trabajando la tierra, cultivando su propia comida, observando el paisaje como un espejo.Un poco como el cuento “Guiando la hiedra” de Hebe Uhart, pero en una escala más grande.Una novela para aprender mirarse a uno mismo como se mira al campo, a tenerse la misma paciencia que se le tiene a un huerto, acomodándose a su ritmo y entendiendo que “hay un tiempo para cada cosa. Un tiempo para la siembra. Un tiempo para la cosecha. Un tiempo para la llovizna. Un tiempo para la sequía. Un tiempo para aprender a esperar el paso del tiempo”.

De desamor, del oficio de la escritura y de hacer una huerta. Muy bello! "Contarnos la historia para seguir adelante"