PLÁSTICO CRUEL

“—¿Y quién sabe de qué forma es el amor? ¿el cine? ¿las telenovelas? ¿Dónde está dicho que el amor no es así? “ le pregunta Axel, el Cerdo, a Plástico Cruel. Esta pregunta podría ser la síntesis de Plástico Cruel, la novela de José Sbarra que cuenta una historia de (des)amor entre los tres personajes centrales: Axel, el Cerdo; Linda Morris, Plástico Cruel y Bombón, poeta y travesti. La historia transcurre en una ciudad (que podría ser la Buenos Aires de fines de los ‘80) a la que llega Axel y conoce a Bombón en el baño de la Estación Central; el amor (¿amor?) de Bombón por Axel nace a primera vista (o, a primera otra cosa, que no voy a mencionar para no herir susceptibilidades). Al poco tiempo, Axel viaja a conocer el mar, y conoce a Linda Morris, con quien comparte el asiento del micro: el amor (¿amor?) entre ellos también surge así, abruptamente. Y, también abruptamente, nacen los celos (¿celos?) de Bombón hacia Linda Morris, y es él (sí, en el libro, escrito en 1993, Bombón es “un travesti”) quien la bautiza como “Plástico Cruel” porque es superficial, tonta y algo así como una “rubia tarada”, si la denominara otro personaje de la época. Axel, Bombón y sus amigos (la Malco, Trespa y Frula) viven al margen de todo, especialmente, de la ley. Linda Morris, es parte de una familia que maneja empresas de un modo no del todo legal. Todos se entrecruzan cuando se planea “el secuestro” de Linda. Los diálogos que el investigador Froilán Frula tiene con el Padre y la Madre de Linda Morris son maravillosos, y ponen de manifiesto todos los prejuicios hacia lo diferente que existen entre las diferentes clases sociales. Narrada en pequeños capítulos que alternan diálogos (Sbarra era guionista), páginas del diario íntimo de Bombón, “Señales de tránsito” (puntos de vista que describen las situaciones) y “Alucinaciones” (viajes de ácido de los personajes), es para sentarse y leerla de un tirón (o en un par), porque la mano del escritor te agarra y no deja que te sueltes. No puedo asegurar que es un libro “para todxs”, pero sí, para todxs aquellxs a quienes les gusten las historias bizarras, con toques de morbo y erotismo. Cabe aclarar que está plagada de palabras como “culo”, “pija”, “chupada”, etc.

lean este libro por favor

Tuve la suerte de leer ésta maravillosa obra. Recomiendo cien por cien.

Una lectura que me sorprende por partida doble. Por un lado, una estructura que me resulta novedosa: diálogos que se intercalan con el diario de Bombón (personaje con un aire a la Loca de enfrente de Lemebel) y las "Señales de tránsito" que provocan con sus ideas disruptivas, perturbadoras, reflexivas. Por el otro, una historia escrita con una libertad sin límites, por momentos desmesurada, repulsiva, que vincula a tres personajes y nos desafía a suspender juicios para abrirnos a la comprensión de texto y contexto, entender este amor marginal, desparejo y para nada eterno. Giros poéticos mezclados con palabras malsonantes, cuestiones existenciales al ritmo de sexo, droga y un triángulo que produce rechazo y atracción en partes iguales. Un libro ácido, sucio, irónico y con humor, como su protagonista. Un libro que atrapa, escadaliza y hasta divierte. Que me gustó leer pero no me atrevo a recomendar. Así las cosas, si tienen ganas lo leen y me cuentan peeeeero...lo dejo a sus criterios! 😉

Ay