Con El sabotaje amoroso, Amélie Nothomb, volvió a demostrar por qué se ha convertido en uno de los más sugestivos fenómenos de las últimas décadas: es una escritora jovencísima de una enorme madurez que conecta con las inquietudes de su tiempo y las plasma en ficciones contundentes. El sabotaje amoroso recoge las conmovedoras vivencias de su infancia en China. En el gueto de los diplomáticos del barrio de San Li Tun, en Pekín, la narradora, que entonces tenía siete años, se enamora de una bellísima niña italiana, Elena. Ella le enseñará, con la cruel ingenuidad de la infancia, todos los padecimientos del amor. Nothomb es magistral tejiendo los géneros–el lirismo, el exotismo veraz, la voz profunda y tierna a la vez de quien aprende precozmente los laberintos de la pasión y se ve obligada a reflexionar sobre ellos–, y eso hace de esta novela una aventura irresistible en la senda de Lolita y de Ada o el ardor.
Año de publicación:2016
Chistosa esta Amélie, escrito magistralmente como ella sabe, no sé si es la mejor de sus novelas, pero debo reconocer que siempre es un agrado. Ademas, la visión de China por una niña de 7 años es interesante y original... y el mundo de los niños fuera del control de los adultos es alucinante.
Me gusta Amelie, sencillamente. Como la película, no dice gran cosa, pero me gusta lo que dice.
Me encanta la prosa punzante e irreverente de Nothomb!
Una novela que da cuenta de su infancia en China y un vínculo amoroso, siempre con su inteligencia, ironía y humor brillantes. Su interpretación del comunismo, el contraste con Japón y la descripción de tres años de su niñez en un ghetto para extranjeros, en el que se suceden hechos provocados e interpretados con la crueldad más profunda y el amor incondicional que a los 7 años pueden darse. Todo contado con maestría y mirada de niña a la vez, como una gran lección que la acompañará por siempre. No está entre mis preferidas pero es muy buena, siempre me resulta un placer leer a esta escritora. ¡Recomendable!
Delicioso relato de una etapa de la vida de una niña diferente, especial, la propia Amelie Nothomb a los seis año. Su forma de contar te lleva a tu propia infancia, aunque no haya sido tan exótica.