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LITERATURA CONTEMPORÁNEA

UN VIEJO QUE LEIA NOVELAS DE AMOR

LUIS SEPULVEDA

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8,2

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Sinopsis de UN VIEJO QUE LEIA NOVELAS DE AMOR

Las aventuras y las emociones del viejo Bolívar Proaño. Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un poco de la fanfarrona estupidez de esos codiciosos forasteros que creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes pero que no saben cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías.

42 reseñas sobre el libro UN VIEJO QUE LEIA NOVELAS DE AMOR

Debo de decir que gracias a la reseña de @mariabv2012 he conocido a este autor, Luis Sepúlveda, y esta tremenda obra suya que me encantó, una auténtica joya traducida en 60 idiomas. Cuenta la historia de Antonio José Bolívar Proaño, que vive en una región amazónica llamada El Idilio y convive con una tribu indígena llamada Shuar, de la cual aprende sus costumbres y su forma de vivir en la selva. Esta obra hace sentir que hay humanos tan egoístas que no les importa destrozar la naturaleza con tal de llevarse un trofeo, pero también que hay gente que quiere luchar contra estos depredadores humanos. Ojalá cada vez tomemos más conciencia de que tenemos que respetar nuestro entorno sin creernos superiores a los pobres animales, que viven ajenos a nuestra maldad.


Esta novela es galardonada con el premio "Tigre Juan", además de otras distinciones internacionales. En mi humilde opinión la novela debió de tener otro título, ya que la trama se centra en cazar a una tigrilla que se había acostumbrado a matar personas. También es una denuncia a las atrocidades cometidas por los colonos durante el proceso de colonización de la selva. La novela narra la historia del viejo Antonio José Bolívar Proaño, un buen hombre que aprendio de los indios shuar a amar y respetar la selva, además de aprender el arte de convivír con ella. Llegó a saber tanto de la selva como un shuar. En definitiva, era como uno de ellos, pero no era uno de ellos. Pero hay que recordar siempre que la región selvático es un infierno verde que te puede arrebatar  tus sueños. Él vivía en El Idilio una remota población de la selva ecuatoriana en el valle del Nangaritza. Una región alejada de Dios y de toda comunicación con el exterior. Su único medio de enlace lo recibían de una embarcación que los visitaba dos veces al año y que  les traían toda clase de abastecimiento. Es por este medio que nuestro protagonista recibía la novela de amor. Alguna vez he oído decir que sólo se protege bien lo que se conoce bien. Y eso es lo que aprendió a hacer Antonio, gracias a las enseñanzas de los indios shuar. ¿Y cómo eran los shuar? Según el protagonista eran simpáticos como una manada de micos, habladores como los papagayos borrachos, y gritones como los diablos. Para matar las largas noches de su vejez, leía novelas de amor apasionantes, que era su pasión y un medio de escapar a los problemas originados por la destrucción de la Amazonia por parte de los forasteros. Procura mantenerse alejado de las locuras y ambiciones de sus convecinos blancos. Sin embargo, se ve requerido por el corrupto y avaricioso alcalde del pueblo para dar caza a una tigrilla que ha matado a varias personas. Y una trigrilla  enloquecida de dolor es más peligrosa que veinte asesinos juntos. Durante la caza Antonio descubrirá los verdaderos motivos que llevaron al animal a convertirse en un cazador de hombres y le llevará a sentir una mayor comunión con el animal que con sus congéneres. Con esta denuncia, el autor acercará al lector a un auténtico paraíso perdido.


A primera vista podemos pensar es un libro de aventuras, un viejo va a cazar un tigrillo. Pero no, es mucho más que eso, enfrenta la civilización, la nuestra, con sus leyes su fuerza y su soberbia de creerse la única forma de vivir y la selva con toda su magia, su equilibrio, su diversidad, sus reglas, sus habitantes y su vulnerabilidad . En el linde de ambos mundos, en un lugar llamado El Idilio vive el viejo. Proviene de nuestro mundo pero la pobreza lo llevó a ese lugar, conoce la selva, convivió con los shuar pero no pudo ser uno de ellos por lo que otra vez fue expulsado hacia la frontera y allí vive con lo mínimo. Este viejo ama de nuestro mundo la lectura y aprendió el respeto a la naturaleza como manera de vivir en la selva. Deberíamos escuchar a este viejo.


Este libro de Luis Sepúlveda con la que logra el reconocimiento y que recibió varios premios. La historia da cuenta del impacto que generó en el autor la selva ecuatorial, que recorrió por dos años luego de salir de Chile al exilio. Esta historia muy corta como casi todas sus novelas no es otra cosa que una buena historia sobre el hombre y la selva.


Se los libros que me obligaron a leer en el instituto, este fue al que mejor recuerdo le tengo. Siempre que lo veo en alguna tienda de segunda mano, lo compro y me lo vuelvo a leer.


UN VIEJO QUE LEÍA NOVELAS DE AMOR de Luis Sepúlveda 144 páginas en papel Una novela que retrata la rica y solitaria vida de los habitantes de la selva amazónica en total armonía con la flora y fauna, con un protagonista que defiende el medio ambiente, pero no con una fanática militancia sino con la convicción de que se puede disfrutar de la naturaleza tomando de ella lo necesario, respetando sus ciclos y sin ánimo de modificarla. Preciosa y muy recomendable!


Indudablemente evoca al gran Gabo; la manera de relatar los sucesos es prueba irrefutable de ello. Un libro para disfrutar de principio a fin y que demuestra que, a pesar de todo, la lectura salva... Salva de la soledad, del desamor, ayuda a superar los duelos y demás vicisitudes. Ideal para los adolescentes. La recomiendo.


UN VIEJO QUE LEÍA NOVELAS DE AMOR (1989) - Luis Sepúlveda El idilio, ese pequeño Macondo que nos recrea Sepúlveda, un lugar perdido en la selva, donde “...Antonio José Bolívar Proaño prefería no pensar, dejando los pozos de la memoria abiertos para llenarlos con las dichas y los tormentos de amores más prolongados que el tiempo.” Ese lugar donde se perdió hasta hacerlo suyo junto al pueblo shuar y que lo volvió a su mundo a través de esas novelas de amor tristes, dolorosos y de verdad, de los que le alejará una lucha a muerte en una guerra que no es suya pero que redimirá su conciencia para poder volver a esas novelas que a veces, como en este caso, nos acerca a una prosa exquisita que nos recuerda a Márquez pero que nos crea su propia Góndola del Nangaritza.


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FRASES DEL LIBRO UN VIEJO QUE LEIA NOVELAS DE AMOR

En tanto los colonos destrozaban la selva construyendo la obra maestra del hombre civilizado: el desierto.


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Los gobiernos viven de las dentelladas traicioneras que les propinan a los ciudadanos.


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Los colonos se empeñaban en construir la obra maestra del hombre civilizado: el desierto.


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