Cuarto libro de la Saga GERALT DE RIVIA. "Decir que la conocí sería una exageración. Pienso que, excepto el brujo y la hechicera, nadie la conoció de verdad jamás. Cuando la vi por vez primera no me causó especial impresión, incluso pese a las extraordinarias circunstancias que lo acompañaron. Sé de algunos que han afirmado que al instante, a primera vista, percibieron el hálito de la muerte que seguía a esta muchacha. A mí sin embargo me pareció completamente normal, y ya por entonces sabía yo que no era normal, por eso me esforcé en mirar, descubrir, percibir lo extraordinario en ella. Pero nada vi y nada percibí. Nada que pudiera haber sido señal, presentimiento ni profecía de los trágicos acontecimientos posteriores. Aquéllos de los que fue causa. Y aquéllos que ella misma provocó."Jaskier, Medio siglo de poesíaAndrzej Sapkowski es el gran renovador de la literatura fantástica de nuestros tiempos, un genio del lenguaje y la caracterización cuya prosa ya ha hechizado a millones de lectores en todo el mundo.
Con esta entrega de la saga de Geralt he tenido algún sentimiento encontrado. Los acontecimientos que narra son tremendos, con un cónclave de hechiceros, batallas mágicas, traiciones y desafíos difíciles de por medio... Pero es cierto que el tener a los cuatro personajes principales tan separados, tienes la sensación continua de estar echando en falta a alguien. Ya ocurría algo parecido en el anterior libro, La sangre de los elfos. Pero es que en cierta manera, echo de menos la resolución y los diálogos de Geralt en algunas escenas. O al menos, no ver que cada personaje va cada uno por su lado, sin tener claro el rumbo o hacia qué se enfrentan. La situación política es peligrosa. La guerra entre naciones es inminente. Todos conjuran unos contra otros. El universo de Andrzej Sapkowski se enriquece con nuevos detalles y personajes. Atrás quedan las aventuras del brujo cazando monstruos. Todo se ha vuelto tremendamente serio, sin un destino claro, con muchos acertijos y nombres cada vez más difíciles de recordar. Aún así, atrapa al lector, ávido de saber más, descubrir nuevas partes del mundo que rodea a los personajes. Las cosas se ponen feas, muy feas. Veremos cómo acaba todo esto... La traducción sigue pareciéndome digna de elogio.
Pasó una eternidad, regresó la realidad, el tiempo tembló por segunda vez y comenzó a moverse poco a poco, torpe, como un carro grande y cargado.
El peligro es silencioso. No lo escuchas cuando vuela con sus plumas grises.
El amor es como con la pera. La pera es dulce y tiene forma. Intentad definir la forma de la pera.
Pronto no quedarán estigres, vivernos, endriagos, ni lobisomes. Pero hijos de puta, seguirá habiendo siempre.