Primer libro de la historia apasionada y excitante de Eric y Judi. La serie más morbosa y adictiva, PÍDEME LO QUE QUIERAS. Tras la muerte de su padre, Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato. Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales. Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto...
Malisimo! Si te gustan las buenas historias, de MM, el único que vale la pena es" El día que el cielo se caiga". Los demás libros de ella, son para personas que leen 50 Sombras.
Una historia dramática en el mal sentido, ya que en lo único que se centra es en la falta de confianza entre los protagonistas y un mal sexo. Representa de manera pésima y negativa el ambiente sexual que se trata. Si lo que buscas es una historia plana, dramática hasta que te sangren los ojos, y con un sexo fuerte psicológicamente hablando, pero bastante vacío y automatizado, esta es tu historia. Llena de clichés y fantasías sexuales simplemente imposibles por lo mal idealizadas y estereotipadas que están.
Empezamos con esta primera entrega de Megan Maxwell, me ha encantado muchísimo es una historia de erotismo puro, amor, descubrimientos entre otras cosas. Esta es mi saga favorita de toda la vida así que no puedo decir nada mas.
El clásico porno, la trama malísima y las escenas eroticas muy buenas y calientes, muy cliche para mi gusto es la típica chica de clase media que logra conquistar al millonario pervertidor y morboso y lo vuelve má cursi y dulce que da diabetes de sólo leer. Y lo peor del libro es que te engancha y no puedes parar de leer por mas opa que parezca.
—Dijiste que te gustaba la fresa —escucho mientras siento cómo me pasa la mano por la cintura para acercarme a él—. En el aroma de ese champán domina el aroma de fresas silvestres. Te gustará...
—¿Está rico? Con mi paladar aún dulzón por el chocolate y el helado de fresa, asiento. Él se acerca. —¿Puedo probar? Le digo que sí y mi sorpresa es mayúscula cuando lo que prueba son mis labios...
—Me encantan tus zapatillas. Me pongo roja como un tomate al mirar mis zapatillas de Bob Esponja que mi sobrina me regaló
—¡Ah! Las españolas y vuestro maldito carácter. ¿Por qué seréis así? Le voy a… Le voy a dar un guantazo. Juro que como diga alguna perlita más le estampo la botella de etiqueta rosa en la cabeza, aunque sea mi jefe