Colección de relatos cortos del escritor estadounidense J. D. Salinger. En estos nueve cuentos se observa claramente el carácter unitario del mundo creado por Salinger. El hecho de que el primero de los cuentos, Un día perfecto para el pez plátano, sea el trágico desenlace de Seymour (lo que vincula ya desde el principio este libro con LEVANTAD CARPINTEROS, LA VIGA DEL TEJADO..) da ya la medida del modo de operar de Salinger con sus historias, que a menudo tienen un gran componente autobiográfico.
“What is hell? I maintain that it is the suffering of being unable to love”: El infierno es el sufrimiento de no poder amar. Las guerras nos transforman y destruyen nuestra humanidad. Quedan cicatrices invisibles y silenciosas en las personas y en las sociedades. Estas profundas heridas se palpan en los cuentos de J.D. Salinger. A finales de los años 40 y principios de los 50, en Estados Unidos la presencia de la Segunda Guerra Mundial empezaba a retroceder en la memoria colectiva, al mismo tiempo que se instalaba una versión romántica y una conformidad creciente y patriótica. Salinger, marcado personalmente por su participación como combatiente, deseaba alzar una voz por quienes aún sufrían los devastadores efectos de la guerra. Nueve historias que movilizan atravesando el sufrimiento humano, la inocencia, la pérdida, el despertar espiritual. Cuentos que abren mucho más de lo que dicen sus palabras. Una prosa sublime combinada con un fuerte impacto. ¿Leyeron los cuentos de Salinger? ¿Qué les parecieron? Para mí se volvieron cuentos atemporales y atesorados que pueden ser releídos mil veces.
Salinger compone un universo complejo de nueve cuentos desiguales, con un nivel que en el conjunto no alcanza a ser bueno. Si hay una consistencia que buscar, debe ser hallada debajo en la escala. Hay muchas referencias vagas y finales abiertos, un planteo apropiado de la psicología de los personajes y conflictos, que en varios casos quedan para cerrar e interpretar en manos del lector, al que no se le dan todos los elementos necesarios para poder redondear la construcción. Algunas cosas interesantes que quedan: La tensión en “Un día perfecto para el pez plátano” que nos deja constantemente al borde de la pedofilia, aunque sin referencias directas, muy bien trabajada. Las intervenciones de Ramona con su amigo invisible, que aparecen cortando con un toque inocente el diálogo de las amigas, que de a poco se van poniendo ácidas y melancólicas, en “El tío Wiggly en Connecticut”. La forma en la que la atmósfera de ilusión infantil se quiebra repentinamente en “El hombre que ríe”. Por lejos, el cuento mejor construido en cuanto a escala temporal, lenguaje, perfil de los personajes, conflicto, es “Para Esmé, con amor y sordidez”, una historia en la que destaca la manera en la que el autor expone la inteligencia de la niña, cosa que también hace en “Teddy”, otro cuento que se destaca un escalón más abajo.
Los poetas se toman siempre el tiempo tan a pecho. Siempre están metiendo sus emociones en cosas que no tienen ninguna emoción"
"-Ahí viene una ola-dijo Sybil nerviosa. -No le haremos caso. La mataremos con la indiferencia-dijo el joven-, como dos engreídos."
Si yo fuera Dios no querría que la gente me amara sentimentalmente. Los sentimientos no son dignos de confianza"
Permaneció sentado un momento fumando y experimentando. Luego, bruscamente, y, como de costumbre, sin advertencia ninguna, sintió cómo su mente se desplazaba y se bamboleaba como una maleta mal colocada sobre la rejilla del compartimiento de un tren. (Para Esmé, con amor y ...)
En pocos minutos sólo seguirán flotando en mi mente. Es interesante porque, si lo miras de cierta manera, ése es el primer sitio en que empezaron a flotar. Si yo no hubiera estado aquí o si alguien hubiera venido y me hubiera cortado la cabeza mientras estaba... (Teddy)
–Señorita Carpenter. Por favor. Sé muy bien lo que hago –dijo el joven–. Abre bien los ojos y quizá veas un pez plátano. Es un día perfecto para peces plátano. (Un día perfecto para el pez plátano)