La historia silenciada de las mujeres que perdieron la guerra. Un grupo de mujeres, encarceladas en la madrileña prisión de Ventas, enarbola la bandera de la dignidad y el coraje como única arma posible para enfrentarse a la humillación, la tortura y la muerte.
Un muy buen relato de posguerra civil española, centrado en una cárcel de mujeres de Madrid, relatando las vivencias de sus reclusas, con un lenguaje sincero, humano y muy duro. Dejando a la luz las miserias del franquismo, relatando los últimos intentos comunistas, con más corazón que cabeza. Dulce Chacon logra una gran historia con los relatos de muchos supervivientes de la época. Muy recomendable, una triste historia que debe ser contada.
Hay libros que lees y te tienen enganchados durante horas con la intriga y luego pasas al siguiente y al otro y al otro, este no. Esta escritora me hizo empatizar tanto con las protagonistas que creo que me pase la mitad del libro llorando ( y eso no es normal). Muy necesario leer sobre todo lo que paso en la guerra y mas si esta tan bien escrito.
Una novela dolorosa pero imperdible. Las mujeres, que un lugar tan importante ocuparon en la historia de la Guerra Civil, son aquí las protagonistas. Sus amores, sus dolores, su solidaridad y sus miedos, conmueven hasta las lágrimas. Es un libro imprescindible
Con un lenguaje sencillo e íntimo la autora de esta obra nos cuenta las terribles situaciones vividas por muchas mujeres en la posguerra. Las inhumanas condiciones en las cárceles, miseria y ajusticiamiento de muchas de ellas. Muy bien documentado con nombres y apellidos reales. Cuesta contener la emoción en muchos tramos.
Y se entregó a su suerte en aquel abrazo. Algas. Sus besos fueron algas enredadas en agua de mar. Algas en dos mares que se encuentran. Algas. Sí.
“Él contestará las cartas. Alimentará de palabras sus afectos, para poder seguir viviendo. Y no es fácil. Palabras que engañan la ausencia pero señalan la distancia.”
Quizás el tiempo se mide en palabras. En las palabras que se dicen. Y en las que no se dicen .Es necesario aprender a vivir en la espera . Y es necesario aprender a vivir en el silencio.
No me venga usted diciendo que la politica se hace para la libertad , porque lo que es libertad , yo sólo la he visto en los chiquilllos cuando meten los pies en los charcos y chapotean hasta que les da la gana .
Las ciudades tienen su propia historia . Pero también su historia ajena , pequeña y personal , una y múltiple , la historia que escriben los que la llevan en un rincón de la memoria .
Al principio, doña Martina esperaba las cartas con alegría y las leía con emoción. Pero según pasaba el tiempo, la alegría de la espera dio paso a la congoja de esperar. Y al más mínimo retraso, la congoja se convertía en angustia.