La evolución de la ciudad de Barcelona. Una fantasía satírica y lúdica. La evolución de una sociedad completa desde su estancamiento inicial hasta su desarrollo industrial, económico y social. En el período comprendido entre las dos Exposiciones Universales de Barcelona de 1888 y 1929, con el telón de fondo de una ciudad tumultuosa, agitada y pintoresca, real y ficticia, asistimos a las andanzas de Onofre Bouvila, inmigrante paupérrimo, repartidor de propaganda anarquista y vendedor ambulante de crecepelo, y su a scensión a la cima del poder financiero y delictivo. Mendoza nos propone un nuevo y singularísimo avatar de la novela picaresca y un brillante carrusel imaginativo de los mitos y fastos locales. Una fantasía satírica y lúdica cuyo sólido soporte realista inicial no excluye la fabulación libérrima.
Esta muy bien escrito. No hay casi diálogo pero es muy, muy fácil de seguir. La historia es muy interesante y te haces una idea de cómo era Barcelona entre lados Exposiciones Universales que hubieron en Barcelona. Totalmente recomendable!
Una historia muy bien escrita, rica en vocablos. Al principio nos retrata la Barcelona de finales de Siglo XIX, y su Exposición Universal. El personaje principal, es un provinciano que viaja a Barcelona, muy joven, en busca de prosperidad; y la consigue pero resultando ser un personaje granuja y sin escrúpulos. No me gustó el final, demasiado fantasioso, y para mi gusto fuera de lugar. Durante la narración deja de vez en cuanto ligeros puntos de humor cínico.
La historia, ficticia y muy entretenida, de un personaje desde su llegada a Barcelona (a sus 13 años) durante los preparativos de la Exposición Universal hasta la siguiente Exposición. Mostrando, a lo largo de estos más de 40 años, el desarrollo de la ciudad, histórico, económico , edilicio, social, político , etc. Con los altibajos y aciertos propios de la evolución. En algún tramo puede hacerse un poco larga, pero pronto retoma el ritmo. Te atrapa y se lee de un tirón. Muy recomendable!
En realidad soy yo quien ha perdido. Yo creía que siendo malo tendría el mundo en mis manos y sin embargo me equivocaba: el mundo es peor que yo.
La gente era infeliz antes de que yo naciera y lo seguirá siendo cuando yo haya muerto. Verdad es que he causado la desgracia de algunos, pero: ¿He sido yo el verdadero causante de esa desgracia o un mero agente de la fatalidad?
Un tranvía de mulas hacía el trayecto, pero costaba 20 céntimos y como Onofre Bouvila no los tenía hubo de caminar siguiendo los rieles. La calle del Musgo era una vía tétrica y solitaria, adosada a la tapia de un cementerio civil destinado a los suicidas.