Tan solo vivimos una pequeña parte de nuestra vida. Porque todo el espacio restante es tiempo y no vida.
Qué uso tuviste de ti mismo, cuándo estuvo tu rostro en su ser, cuándo el ánimo sin temores; qué cosa hayas hecho para ti en tan larga edad; cuántos hayan sido los que te han robado la vida, sin entender tú lo que perdías.
El vivir como si hubiéras de vivir para siempre, sin que vuestra fragilidad os despierte. No observáis el tiempo que se os ha pasado, y así gastáis de él como de caudal colmado y abundante se tratace.
Pues el varón sabio no es medio libre, siempre goza de entera y sólida libertad: y siendo suelto, y gozando de su derecho, sobrepuja a los demás, no pudiendo haber quien tenga dominio en aquél que tiene imperio sobre la fortuna.
Tiene, pues, la vida del sabio grande latitud, no la estrechan los términos que a la de los demás; él solo es libre de las leyes humanas; sírvenle todas las edades como a Dios; comprende con la recordación el tiempo pasado, aprovéchase del presente, y dispone el futuro.
Mientras la sangre está caliente, los vigorosos han de caminar a lo mejor. En este género de vida te espera mucha parte de las buenas ciencias, el amor y ejercicio de la virtud, el olvido de los deleites, el arte de vivir y morir.