CAIN

Por medio de esta narrativa tan personal, recordamos la vida del bíblico Caín hasta el punto de asesinar a Abel y poco más... Saramago te arrastra de la mano a través del antiguo testamento, convirtiendote en testigo de la historia de Abraham, de Job, de Moisés, e incluso de Noé, por medio de los ojos de Caín. A Saramago le era difícil comprender ( al igual que a mí ) cómo es que el pueblo judío había hecho del antiguo testamento su libro sagrado, entre líneas, y sátiras mordaces, es corolario percibirlo. El pensamiento y filosofía de Saramago respecto al arraigo en las religiones basadas en la ignorancia y en el poco conocimiento contemporáneo que las mentes poseían respecto a la religión, va mucho más allá del hecho de considerar la existencia de un Dios. El ímpetu con el que arremete contra dios me hizo recordar el ataque a los molinos por parte de Quijote. Magistral obra. Con una ironía épica crucifica a dios atiborrando está novela con un humor trascendental. Caín, manifiesta lo sorprendente qué es la prosa de Saramago, esa capacidad de reciclar y hacer nueva una historia que se conoce en su totalidad. En este sentido, el autor se expresó con nítida transparencia en su personaje. El ateísmo de Saramago quien, pese a no creer en un poder eterno, se vio siempre fascinado por los temas de la revelación. Al final de la novela, ¿qué permanece de Caín? Nada. Asesinatos, falacias, engaños y una ira, incapaz de detenerse contra su creador. Quizás, esta es la marca de Caín, el símbolo de la ira nihilista, el cual no satisface su sed inmoral y desarraigada. La gran maestría de Saramago en esta novela es, precisamente, demostrar el rol central que desempeña nuestra capacidad interpretativa al momento de intentar descifrar nuestra realidad. Los hechos históricos, los actos públicos, las voluntades privadas, las leyes y políticas implementadas, son símbolos que constantemente estamos analizando e interpretando. Irónicamente delicioso que alguien tan profundamente ateo se inspire por lo religioso para crear su arte. Con crítica severa y mordaz. Al final, las tres perpetuas interrogantes que definen los paradigmas de las épocas humanas son las preguntas que aún continúan esperando respuesta por muchas mentes; qué es la persona, qué es la naturaleza y qué es –o si existe– un dios. Estas cuestiones con sus respectivas ideologías, son las que moldean la historia humana. Así, Saramago ha representado, en una sutil novela, el paradigma relativista del pensamiento humano contemporáneo. Permitete filosofiar en compañía de Saramago, un autor insular en el mundo de hoy, en donde pululan los cuenteros con habilidad para narrar historias insulsas de la vida cotidiana, haciendo de la literatura un pasatiempo. Un pensador contemporáneo, talento crítico. Saramago decia que las tres enfermedades de esta civilización son “la progresiva incomunicación, una revolución tecnológica que no tenemos tiempo para asimilar ni sabemos a dónde nos lleva, y una concepción de la vida que únicamente pasa por eso que llamamos el triunfo persona".

Obra controvertida si las hay, con su gran prosa Saramago intenta salvar la figura histórica de Caín, poniendo de manifiesto la personalidad un tanto "macabra" de un creador bastante injusto y vengativo. Con un gran manejo de la ironía y el humor repasa hechos trascendentales que se cuentan en el antiguo testamento como la creación, el sacrificio de Abraham, el incendio de Sodoma y Gomorra, la conquista de Jericó y varias ciudades más por los Israelitas y terminando con el diluvio. El libro en si se me hizo de fácil lectura y rápida comprensión.

Fina ironia , burla mordaz, perspectiva irreverente, acerca de tema tabu, la religion, pasajes intocables de la biblia, puestos de reves, desnudados como errores, de un dios supuesto omnisciente, Cain , culpable o inocente? Igual, cuestiona la validez de principios y preceptos, no pude ser una critica, pues el contexto, no pertenece a la epoca, cumple sus cometidos, entretener y hacer pensar, replantear tus principios , lectura ligera, agil y amena.

El Evangelio según Jesucristo me gustó mucho, muchísimo más

Oh pobre cain que debe cargar con las culpas de toda al humanidad y encima sere estigmatizado, por no medir la consecuencia de sus actos o los actos de sus consecuencias, con cinismo e ironia, Saramago disecciona el precepto religioso que se ke asigna a este personaje, no tiene pierde excelente libro.

Por medio de esta narrativa tan personal, recordamos la vida del bíblico Caín hasta el punto de asesinar a Abel y poco más... Saramago te arrastra de la mano a través del antiguo testamento, convirtiendote en testigo de la historia de Abraham, de Job, de Moisés, e incluso de Noé, por medio de los ojos de Caín. A Saramago le era difícil comprender ( al igual que a mí ) cómo es que el pueblo judío había hecho del antiguo testamento su libro sagrado, entre líneas, y sátiras mordaces, es corolario percibirlo. El pensamiento y filosofía de Saramago respecto al arraigo en las religiones basadas en la ignorancia y en el poco conocimiento contemporáneo que las mentes poseían respecto a la religión, va mucho más allá del hecho de considerar la existencia de un Dios. El ímpetu con el que arremete contra dios me hizo recordar el ataque a los molinos por parte de Quijote. Magistral obra. Con una ironía épica crucifica a dios atiborrando está novela con un humor trascendental. Caín, manifiesta lo sorprendente qué es la prosa de Saramago, esa capacidad de reciclar y hacer nueva una historia que se conoce en su totalidad. En este sentido, el autor se expresó con nítida transparencia en su personaje. El ateísmo de Saramago quien, pese a no creer en un poder eterno, se vio siempre fascinado por los temas de la revelación. Al final de la novela, ¿qué permanece de Caín? Nada. Asesinatos, falacias, engaños y una ira, incapaz de detenerse contra su creador. Quizás, esta es la marca de Caín, el símbolo de la ira nihilista, el cual no satisface su sed inmoral y desarraigada. La gran maestría de Saramago en esta novela es, precisamente, demostrar el rol central que desempeña nuestra capacidad interpretativa al momento de intentar descifrar nuestra realidad. Los hechos históricos, los actos públicos, las voluntades privadas, las leyes y políticas implementadas, son símbolos que constantemente estamos analizando e interpretando. Irónicamente delicioso que alguien tan profundamente ateo se inspire por lo religioso para crear su arte. Con crítica severa y mordaz. Al final, las tres perpetuas interrogantes que definen los paradigmas de las épocas humanas son las preguntas que aún continúan esperando respuesta por muchas mentes; qué es la persona, qué es la naturaleza y qué es –o si existe– un dios. Estas cuestiones con sus respectivas ideologías, son las que moldean la historia humana. Así, Saramago ha representado, en una sutil novela, el paradigma relativista del pensamiento humano contemporáneo. Permitete filosofar en compañía de Saramago, un autor insular en el mundo de hoy, en donde pululan los cuenteros con habilidad para narrar historias insulsas de la vida cotidiana, haciendo de la literatura un pasatiempo. Un pensador contemporáneo, talento crítico. Saramago decia que las tres enfermedades de esta civilización son “la progresiva incomunicación, una revolución tecnológica que no tenemos tiempo para asimilar ni sabemos a dónde nos lleva, y una concepción de la vida que únicamente pasa por eso que llamamos el triunfo persona".

El segundo libro de Saramago reinterpretando la Biblia, después de El evangelio según Jesucristo. Su mirada extremadamente crítica de la Biblia y la religión le causaron, una vez más, innumerables críticas de la Iglesia. Ninguno de los dos libros son de los que más me han gustado del autor. Tienen más protesta y menos gracia.

José Saramago nos conducirá hasta los primeros momentos de la humanidad (según el Antiguo Testamento) para recrearnos y cuestionar con ironía la omnisciencia divina. En varios pasajes de la obra, Caín reprochará a Dios su opaca misericordia hacia la humanidad. A Saramago, lo aplaudimos o lo mandan a la hoguera pero nunca pasará inadvertido.