BOMARZO: LA VIDA Y AVENTURAS DEL DUQUE DE ORSINI, UN VISIONARIO D EL RENACIMIENTO ITALIANO

Cuando empecé las primeras hojas, creí que me había equivocado al elegir el libro. Pensé que sería farragoso y lleno de nombres, fechas y además enorme. Sin embargo, fiel a mi idea de no dejar un libro hasta haberlo terminado, continué. Y empecé a quedar subyugada, atraída cada vez más hacia su lectura. Completamente abducida por el relato y la manera de contarlo. Exquisito. Lo recomiendo.

No he podido con esta novela a pesar de que me la habían recomendado... Me aburría soberanamente, como muy pocas novelas han conseguido. La manera de escribir del autor no me ha gustado en absoluto. He intentado cogerle el gustillo en poco más de cien páginas, pero me exasperaba. Las frases eran eternas y escasas de comas... No ha captado mi atención ni lo más mínimo. Dejo el libro a sabiendas de que no lo leeré ni lo volveré a intentar.

Este libro llegó a mí casi que por casualidad, por descarte. Me lo prestó una amiga -con su recomendación- y al principio no me tocó el alma, a pesar de lo mucho que me gustan las sagas de familia y las novelas históricas. No obstante, con el paso de las páginas, la narración toma alto vuelo y termina convirtiéndose en una lectura que maravilla por la maestría del autor, Uno de mis libros favoritos de la narrativa latinoamericana de las últimas décadas,

Uno se puede perder en el Bosque de los Monstruos tanto como en las páginas de la novela. Transcribo un pasaje que subrayé en mi edición de Sudamericana de 1967. En la página 91 se lee: “Mi gran placer sensual ha derivado siempre -aún hoy persiste esa jerarquía- de la felicidad de los ojos. Ni el orden melódico más exquisito, ni el aroma más raro, ni el contacto de la piel humana más dorada y suave, ni el vino, ni el beso, pueden procurarme el goce que los ojos me brindan. Tampoco, como para ciertas mentes superiores, el juego filosófico con cuanto implica de estímulo trascendente, suple para mí lo que los ojos me regalan. Ni siquiera el juego poético que tanto amo. Los ojos son para mí las compuertas por las cuales penetra en mi interior el río rumoroso y tornasolado del mundo.”

BOMARZO - Manuel Múgica Lainez La historia del Duque de Orsini, creador del bosque de los monstruos, es la excusa de Múgica Laínez para presentar un ser casi atemporal movido por sus pasiones y por el juego político. Bañado de un realismo mágico que sutilmente impregna la obra hasta no discernir Historia y ficción, este libro complejo desata una lucha interior en el lector que se enfrenta al reto de abordarlo. Es tal la satisfacción que causa el llegar al final tras decidir enfrentarlo que, la complejidad de su lectura se suple con el dulce triunfo de haber vencido esa batalla. El personaje del jorobado duque está tan bien construido y con un sin fin de matices que sin duda merece relectura.

“Los monstruos nunca mueren”. Una muy particular novela histórica acerca del Renacimiento italiano, llena de referencias al arte, intrigas, guerras, grandes personajes, asesinatos, sensualidad y misticismo tan propios de aquella época. Contada en primera persona a través de las memorias del jorobado y atormentado Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo y creador del famoso Sacro Bosque de los monstruos. Con el agregado que el autor es uno de los grandes escritores de la literatura argentina. Siempre es lindo leer uno de nuestros clásicos.

Un jorobado que se carga a toda su familia y que no se muere nunca. Aburrido, denso, lleno de lugares comunes. Una sola escena me pareció genial: cuando mata a Maerbale, la descripción del asesinato, de la sangre corriendo en el agua del río.

Una gran novela que plasma uno de los grandes deseos del ser humano: ser inmortal junto con uno de los puntos comunes a todos los seres humanos: los complejos. Retrato perfecto de la Italia renacentista. Como pega, arduo en algunas partes y se alarga más de la cuenta algunas partes del libro que podrían haberse escrito con la mitad.