La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual Inspirándose en la historia de Caín y Abel, Unamuno traza una novela de gran fuerza psicológica en la que la Envidia se convierte en un personaje más, capaz de trazar el destino de los protagonistas.
“Porque mira, Helena, no es lo peor no ser querido, no poder ser querido; lo peor es no poder querer”.
“Los que se creen justos suelen ser unos arrogantes que van a deprimir a los otros con la ostentación de la justicia. Ya dijo quien lo dijera que no hay canalla mayor que las personas honradas”.
“Y entonces pensé si al morir me moriría con mi odio, se se moriría conmigo o si me sobreviviría; pensé si el odio sobrevive a los odiadores, si es algo substancial y que se transmite, si es el alma, la esencia misma del alma”
“No, no creo en la libertad humana, y el que no cree en la libertad no es libre. No, no soy libre! Ser libre es creer serlo!”
“Oh sí! No se puede repartir el cariño igualmente entre varios: lo que se le da al uno se le quita al otro. Cada uno pide todo para el y sólo para el. No, no, no quisiera verme en el caso de Dios”.