La historia de una venganza tan terrible como merecida; un pueblo habitado por fantasmas de rockeros muertos; vampiros con un fuerte instinto paternal; niños demoníacos y un insólito Dr. Watson que descubre un caso antes de Sherlock Holmes. “Cuando la gente ve fantasmas, siempre se ve primero a sí misma”, afirma Stephen King, y pocas reflexiones servirían mejor que ésta como moraleja de sus historias: el mundo de la fantasía está poblado por las sombras de la conciencia. Los relatos de Pesadillas y alucinaciones son otros tantos retazos de esas sombras, las que enturbian los límites entre el sueño y la vigilia, la realidad y el horror que subyace en lo real.
"El amor era bueno, tan bueno que a veces, cuando pensaba en él durante el día, le flaqueaban las piernas y sentía un delicioso hormigueo en el estómago"
"No sé podía confiar en las personas que se ríen mientras están en el lavabo"
"Seguro que es por eso que la gente aún puede permitirse el lujo de no creer en fantasmas ni casas embrujadas. Porque cuando la mente se vuelve hacia lo terrorífico y lo irracional, entonces olvida. Tiene que olvidar"
"La gente que no necesita la brujería puede permitirse el lujo de burlarse de ella, de la misma forma que la gente que no necesita plegarias puede reírse de ellas"
"Nadie sabe cómo funciona el mundo en realidad, pensemos lo que pensemos y digamos lo que digamos"