Un grito de guerra, en el que se exige actuar. Contra la injusticia hay dos caminos: resistir o actuar. A veces, actuar significa cruzar al lado salvaje de la vida. K tiene 19 años y una vida un tanto peculiar. Cuando su padre es asesinado en un ajuste de cuentas, se ve obligada a compaginar sus estudios con un trabajo muy poco convencional: el de recepcionista y chica de los recados en un local de alterne clandestino. Bajo la amenaza de los proxenetas y la asfixia de la deuda, vivirá de cerca los horrores que el sistema de la trata de mujeres conlleva. La experiencia la llevará a gestar una metamorfosis que marcará su paso de la adolescencia a la edad adulta. Las mujeres que allí conoce y la violencia intrínseca al mundo criminal —que también sentirá en sus propias carnes— hará que comience a pensar en defenderse. Para ello acudirá al club de boxeo de Ram, un chico al que la violencia de género también le ha marcado la vida. Pese a las corazas que ambos portan, la curiosidad de este le llevará a interesarse y preocuparse por ella hasta hacerla pensar que quizá sí existan los hombres que aman a las mujeres. Pero un desafortunado suceso hará que las luces de neón comiencen a parpadear.
Impresionante. Una historia al fin y al cabo tan real que cuando terminas el libro la ostia que te da la realidad es brutal. 100%recomendable
Me ha atrapado desde el minuto cero, no entiendo su etiqueta de literatura juvenil ya que a mí me parece literatura sin edad
Una novela dura y directa que habla de la exploración sexual. Hacía tiempo que un libro no me removia tanto por dentro, te hace sentir muchas emociones.
Al leerlo sentí como si la cruda realidad me golpeara en la cara. Es la historia que todos ocultan, que nadie se atreve a contar, que todos deberíamos conocer.
... cuando dejas de creer en todo —aunque en ese mismo instante lo ignores— es el momento perfecto para empezar a creer de una vez por todas en ti.”
... lo que los negocios ilegales aportan no es dinero, no son coches, casas, oro, mujeres. La criminalidad organizada conlleva algo casi más importante que todo lo anterior: poder.”
La esperanza no puede confundirse con la cobardía, porque entonces dejas de convertirte en alguien que espera para convertirte en alguien que se marchita, como una flor esperando a que alguien la riegue.