Las confesiones de Sayuri, una de las más hermosas geishas del Japón de entreguerras, donde aún resonaban los ecos feudales y donde las tradiciones ancestrales empezaban a convivir con los modos occidentales. De la mano de Sayuri entraremos en un mundo secreto dominado por las pasiones y sonstenido por las apariencias, en el que la sensualidad y la belleza no pueden separarse de la degradación y el sometimiento: un mundo en el que las jóvenes aspirantes a geishas son duramente adiestradas en el arte de la seducción, en el que su virginidad se vende al mejor postor y donde tienen que convencerse de que, para ellas, el amor no es más que un espejismo.
Me encanta leer de otras culturas y sus costumbres, aunque algunos dicen que hay algunos errores en el libro, me pareció fascinante entrar al mundo de las Geishas. Pero mas que todo la historia me ha conmovido mucho. El sufrimiento que viven muchas niñas, no solo en Japón sino en el mundo entero, se ve reflejado en Chiyo. Un destino que nos hace pensar "peor que nada" no debería ser una opción para ninguna niña, todas merecen tener las mejores oportunidades y tener el poder de decisión del rumbo de sus vidas. Disfruté la lectura con todos los detalles y sus personajes cautivantes y diferentes entre si. El libro nos entrega drama, amistad y romance en la cantidad suficiente para convertirlo en un favorito.
Tras investigar un poco para conocer a la verdadera "Sayuri" me enteré que no es una autobiografía real y me sentí bastante engañada, ya que si bien el autor realmente habló con una geisha llamada Mineko Iwasaki, ella no le dió permiso para publicar el libro y colocar su nombre (en los agradecimientos) como si fuera representación de su vida. De hecho hubo un juicio y posteriormente Mineko a modo de rectificación escribió su propio libro para contar la realidad, la autobiografía de verdad. Este es el claro siguiente mundo a leer para mí, siento que es hacerle justicia a Mineko. Además, fuera de este suceso que me parece del todo relevante pero en sí no está dentro del libro, siento que tampoco el libro me pareció tan bueno. Vi la película y me pareció mágica, con la magia de la realidad contada de una manera artística. Cuando empecé con el libro tenía entonces unas expectativas, y la verdad me llevé una decepción. Cosa rara para un lector gustar más de la peli que del libro pero así fue.
Es de esas historias que me identifican a pesar de no ser una Geisha... Una de las obras que me ha llevado a amar la literatura, y la escritura.
Es un libro entretenido, te sumerge en una historia muy llamativa, que además de hacerte recrear cada espacio y cada escena, te enseña, te cuestiona y te hace querer saber más acerca de la vida y la labor de las geishas... interesante vida y poco conocida por muchos.
“Memorias de una Geisha” es una historia de cierto valor cultural, en la que se describe la vida de las Geishas. Es una narración realista de la vida de una niña, Sayuri, en el periodo de los años 20’ a los 50’, desde su difícil infancia en una comunidad próxima a Kioto, y el haber sido vendida por sus padres a una “okiya” de Gion para ser educada como geisha conforme a a las viejas tradiciones, hasta la conclusión de su azarosa vida en Nueva York, ya en la senectud. De la mano de Sayuri entraremos un mundo secreto dominando por las pasiones y sostenido por las apariencias, donde sensualidad y belleza no pueden separarse de la degradación y el sometimiento: un mundo en el que las jóvenes aspirantes a geishas son duramente adiestradas en el arte de la seducción, en el que su virginidad se venderá al mejor postor. Una historia donde predominan la seducción y el poder, la miseria humana y el miedo a la soledad. ***
Mi madre y mi padre habían muerto y yo no podía hacer nada para cambiarlo. Pero supongo que yo también había estado en cierto modo muerta aquel último año. Y mi hermana… pues sí, se había ido; pero yo no me había ido.
Todos sabemos que una escena invernal de árboles cubiertos con mantos de nieve sería irreconocible a la primavera siguiente. No me podía imaginar, sin embargo, que algo así podía suceder dentro de nosotros mismos.
Yo sólo espero que vayas por la vida con los ojos abiertos. Si no pierdes de vista tu destino, todos los momentos de la vida se convierten en una oportunidad para aproximarte a él.
Un día le pregunté: "¿Papá, por qué eres tan viejo?". Él arqueó las cejas, de modo que tomaron la forma de unos pequeños paraguas caídos sobre sus ojos. Y luego suspiró largamente, movió la cabeza y dijo: "No lo sé".“