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Sinopsis de LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS

Publicada en 1916, en pleno horror de la" Gran Guerra" , Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) representó con singular acierto en" Los cuatro jinetes del Apocalipsis" las distintas fuerzas, intereses y mentalidades cuyo enfrentamiento llevó a la primera conflagración mundial. Estructurada en torno a la historia de dos familias (los Desnoyers y los Hartrott) que, aunque provenientes parcialmente de un tronco común, pertenecen cada una a uno de los bandos en conflicto, la novela discurre ágilmente por los escenarios dantescos de una Europa rota, sobre cuyos desolados campos de batalla el gran vitalista que fue Blasco hace latir finalmente, salvaje e invencible, el deseo de vivir.

9 reseñas sobre el libro LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS

Cuando de la barbarie nuestra raza humana se vaya olvidando, una obra como esta nos hará recordar lo que ha ocurrido y ayudará a iluminar el corazón de las multitudes con los destellos que surgen desde sus páginas. Fue escrita en 1916, en plena Gran Guerra, como se la denominó, en la ignorancia que después vendría otra aún peor. Según Blasco Ibáñez, la escribió a pedido del presidente de Francia, cuando el porvenir se veía oscuro e incierto, para que ayudara desde la literatura a la causa aliada. Que haya sido escrita por encargo y que sea de tinte pro francés, no le quita un ápice la calidad literaria que nos ofrece. Dos familias emparentadas a través del español Madariaga, personaje entrañable, un patriarca como salido de Macondo, estanciero en Argentina, en cuyas pampas parte la narración. Son los Desnoyers y los Von Hartrott, que se enfrentan después, a raíz del estallido de la conflagración en Europa. Es notable la maestría para exponer las cosas, fijándolas por medio de imágenes que llegan directo a la mente. “Al verse acosados con poca tenacidad los que se retiraban, cayéndose de fatiga, se tendieron y excavaron la tierra, creándose un refugio. Los franceses también se acostaron, arañando el suelo para no perder lo recuperado….y empezó de este modo la guerra de trincheras.” Se deduce que don Blasco Ibáñez fue contrario a los nacionalismos que buscando hegemonizar al resto, terminan provocando las matanzas, que ya conocemos a lo largo de la historia. Por eso, habla por boca de Madariaga: “Fíjate, gabacho: yo soy español, tú francés, Karl es alemán, mis niñas argentinas, el cocinero ruso, su ayudante griego, el peón de cuadra inglés, las chinas de la cocina unas son del país, otras gallegas o italianas, y entre los peones hay de todas castas y leyes. ¡Y todos vivimos en paz! En Europa tal vez nos habríamos golpeado a estas horas, pero aquí todos amigos.” Notable alocución. La guerra, el hambre, la peste y la muerte son los jinetes que para el autor representan la catástrofe sufrida por la humanidad con la Primera Guerra Mundial. Un personaje secundario en la trama es el que nos lleva al título del libro. Un revolucionario ruso afincado en París, con copas o más bien botellas de más, con locuacidad visionaria evoca una noche la fantástica cabalgada de los cuatro jinetes apocalípticos: “La Bestia no muere porque es la eterna compañera de los hombres. Se oculta cuarenta, sesenta años, un siglo, pero reaparece. Todo lo que podemos desear es que se esconda mucho tiempo y no la vean nunca las generaciones que guardarán todavía nuestro recuerdo.” Aquí Blasco Ibáñez se equivocó. La Bestia volvió chorreando sangre sólo un poco más de veinte años después. Sobre el pueblo alemán señala “Los alemanes están locos de orgullo, y su locura resulta peligrosa para el mundo. Cuando hayan desaparecido los que les envenenaron con ilusiones de hegemonía mundial, cuando la desgracia haya refrescado su imaginación y se conformen con ser un grupo humano ni superior ni inferior a otros, formarán un pueblo tolerante, útil…y quién sabe si hasta simpático.” Lo notable es que Blasco Ibáñez lo escribió antes de 1916, cuando Hitler era un oscuro cabo del ejército alemán y aún el nazismo y su ideología de raza superior no existían como tales. Debo decir que esta novela me tuvo agarrado a sus páginas hasta terminarla. Los últimos capítulos son colosales. Los personajes como Madariaga y Desnoyers padre son de antología. Me alegro haberme topado con don Vicente Blasco Ibáñez, el valenciano aventurero que quiso crear nuevos mundos en la Patagonia. Don Vicente, usted me ha regalado una de las mejores lecturas de este 2021.


Es una excelente novela histórica, basada en el contexto del imperialismo Europeo y la primera guerra mundial. A partir de ella podémos conocer la sociedad neocolonial americana de la mano del Sr Madariaga un mercader que llega a la Argentina para convertirse en uno de los terratenientes más influyentes de la época. Su descripción del personaje nos muestra la cultura y costumbres de una sociedad netamente conservadora. El viejo resulta ser el claro ejemplo de un gaucho bien formado, sus hijas se involucran con un francés y un alemán, allí inicia otra etapa de éste largo período. Cuándo las familias, ya consolidadas deciden retornar a sus países de orígen comienza a palpitarse las desavencias entre Francia y Alemania. Mucho transcurre entre las dos familias separadas por el nacionalismo y las diferencias abismales que identifican a cada uno de los países en conflicto. La guerra se vivencia, desde ambas persepectivas, esto es lo más impresionante que logra el autor, poder estar en ambos zapatos. La contextualización de la novela es precisa y exacta su trama es exquisita, no tiene desperdicio alguno.


Excelente lectura sobre la Guerra que es aquí la protagonista principal. Guerra vista a través de Marcelo Desnoyers, un francés de pueblo, que la vida lo coloca en la madurez como millonario, emparentado con alemanes y casi un extraño en su tierra por lo que se nos presenta como testigo casi imparcial viedo el conflicto que se aproxima como algo distante. Y así el autor nos muestra las facetas de la guerra en un profundo y concienzudo examen de los orígenes de la misma, la complicidad de los intelectuales, del gobierno, de la prensa. Como se vive la misma desde lejos, en una París en estado de guerra. Como se vive en el campo de batalla tanto los militares cuando marchan victoriosos o retroceden derrotados o la cotidianidad de la guerra trabada en las trincheras. Como los civiles,siempre víctimas, son desarraigados, robados, ultrajados, asesinados. Como se ve el campo luego de la batalla, ahí si, la descarnada realidad, la sinrazón, la masacre de tantos hombres jóvenes y sanos destinados a marchar hacia el olvido. Y así es que Desnoyers va viviendo en su Francia en guerra hasta ver de frente a la Bestia precedida por sus cuatro jinetes.


Vicente es un escritor que muy descriptivo lo que te ayuda a meterte más en la historia , me gustó mucho la parte del desfile. Es un libro que no es tan desgarrador ni sangriento mostrandote lo malo de la guerra como nos tienen acostumbrados pero en su sencillez si lo podemos llamar de esta forma nos muestra lo estúpida que es. Es un libro que te hace pensar y pasar un buen rato


Vicente Blasco Ibáñez narra el horror de la Primera Guerra Mundial y el mundo previo al inicio de la contienda. Y, como sus personajes se van transformando en el curso de la misma.


Peste, hambre, guerra... Una historia generosa en paisajes, narrada por la pluma magistral y trágica de Vicente Blasco Ibáñez


Volver a leer a Vicente Blasco Ibáñez ha sido una delicia. Es una mirada atrás para reconocer cómo era nuestra sociedad hace cien años y los muchos o pocos cambios que ha sufrido. La fuerza que tienen sus reflexiones personales, la descripción de los pensamientos más humanos, el compromiso con la sociedad, lo hace un autor eternamente actual. Los cuatro jinetes del Apocalipsis es un drama en tres actos. De cómo la Primera Guerra Mundial desmonta una familia que, dentro de sus propias diferencias y dificultades, consiguen una vida acomodada. Y ven como una guerra, que ni siquiera es suya, les arrebata y hace inútiles sus logros y riquezas, destrozando para siempre el concepto de sus propias vidas. Con un lenguaje asequible, mantiene un ritmo irregular en el que igual en un capítulo ocurren muchas cosas y en otro, leemos las largas, e incluso pesadas, reflexiones de personajes "intelectuales" como Tchernoff, que desgranan la situación de la Francia de 1914, ya iniciada la guerra. El autor destripa la guerra tanto en la retaguardia como en el frente. Somos testigos de las "fake news" de aquel entonces, de las proclamas y llamamientos a la defensa de la patria, de lo propio, de la defensa ante el atropello, de la barbarie del prójimo y el heroísmo del ejército del país, de las derrotas, de las victorias, de la destrucción, del expolio, de la muerte... Y aquí es donde se ven reflejadas las cuatro figuras alegóricas del título: la Guerra, el Hambre, la Enfermedad y la Muerte. Su propia mención dentro del libro anuncia su llegada y con ello, una a una van apareciendo para quedarse con la familia Desnoyers. Cómo sería la situación de aquel entonces que Blasco Ibáñez ya vaticinaba (el libro se publicó en 1916, dos años antes de acabar la Primera Guerra Mundial) que acabara como acabara esa guerra, la Bestia volvería tiempo más tarde con aire de revancha. Interesante la recreación de algunos acontecimientos de la primera batalla de Marne, en la que el autor pone en una situación muy difícil a uno de sus protagonistas, siendo testigo de los atropellos y calamidades que ocurrieron. Es una novela muy interesante, como todo lo que escribió Blasco Ibáñez. Aún recuerdo las impresiones que me causaron otras novelas suyas como Entre naranjos, La maja desnuda o La Voluntad De Vivir, muy diferentes a esta, pero a la vez más cercanas e igual de vivas. Blasco Ibáñez siempre hay que leerlo. Indagando un poco en varias fuentes, veo que Blasco Ibáñez tomó la escritura de esta novela casi como un encargo del presidente francés Raymond Poincaré en favor de los aliados y los valores de la república francesa. Cosa que, además de darle gratos éxitos internacionalmente con la obra, también le sirvió para tener grandes lazos con Francia. Esto ayudó a que cuando, exiliado en Francia por la dictadura de Primo de Rivera, el dictador cometió el error de entablar un proceso legal por injurias a Alfonso XIII ante los tribunales franceses, esto amplificó el escándalo y provocó la solidaridad del gobierno y de la Asamblea Nacional que recordó el apoyo que había dado Blasco a Francia durante la Primera Guerra Mundial. El gobierno español acabó retirando la querella. También parece que Blasco Ibáñez utilizó sus vivencias en Argentina y la situación de la que él mismo fue testigo en París y alrededores para escribir la novela. De hecho, parece que el castillo de Villeblanche-sur-Marne es una versión ficticia del castillo de Esternay, donde ocurrieron muchos de los hechos que se narran en la novela.


Mi primer libro sobre la Gran Guerra y me gustó mucho. Una perspectiva que nos ayuda a comprender la mentalidad de ésa época acompañada de una historia desgarradora.


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FRASES DEL LIBRO LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS

La tristeza ablanda el ánimo y hace buscar como una sombra refrescante la amistad de los humildes.


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La verdadera bondad consiste en ser crueles, porque así, el enemigo, aterrorizado, se entrega más pronto y el mundo sufre menos.


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