En Flor de mayo nos hallamos ante un Blasco Ibáñez en pleno poder de sus recursos técnicos y compositivos. El realismo, el naturalismo y el impresionismo son atinadamente conjugados por el autor en esta novela, estructurada en torno a un tema colectivo, la lucha por la supervivencia en un pueblo de pescadores, un tema doméstico y personal, un adulterio con secuela de celos y venganzas, y un escenario luminoso, el Mediterráneo y la ciudad de Valencia.
Genial. Impecable. No se le suele hacer justicia a este autor, relegado comúnmente respecto a otros de inferior categoría. España ha tenido pocos novelistas (con mayúsculas), con el talento narrativo y la facilidad para crear historias que tuvo Blasco.
El día fué de los más hermosos. El mar estaba tranquilo, terso como un espejo, sin la más ligera ondulación, reflejando el inquieto triángulo de oro que formaba el sol sobre las muertas aguas.