licor que quita las penas. ¿Cuáles? Nunca faltan, sobre todo si se trata de aplacarlas. Molestando el gañote igual que espina de peje, hay siempre cualquier penita a la que se hace pasar a fuerza de tragos.
el cielo simula el fin con nubes plúmbeas pero se siente que aquella oscuridad no acaba allí, que se prolonga hasta cubrir la faz de un mundo insospechado en cuyos bordes el hombre nunca puede intuir el límite.
Qué de árboles milenarios entrecruzan allí sus ramas en una inacabable voluntad de existencia y si caen haciendo surcos en la espesura, ellos serán borrados allí mismo por esa cerrazón creciente, por ese extenderse que no sabrá de tiempo ,porque ,ha de rebasarlo eternamente
¡Fiesta alegre. Fiesta de todos los años ! nuestras privaciones y nuestras harturas, nuestros vencimientos y nuestras esperanzas, nuestros dolores y nuestras alegrías giran ahora hechas una sola euforia de ebriedad y de danza!
Es una música sorda y lúgubre, más triste que los aullidos, las penas y la muerte, pero sin embargo, al conjuro de la fe, ella consuela el alma.
Luna menguante brilla arriba entre ligeras nubes de algodón y el río murmura blandamente, invitándonos al sueño con su arrullo. Corre una brisa fresca que amortigua el bochorno y habla en secreto a las ramas de los árboles.