LA FRAGILIDAD DE LOS CUERPOS

Una historia que nos muestra a través de una periodista, Verónica Rosenthal, la falta de escrúpulos de algunos seres humanos, la explotación de los pobres, sobre todo niños indefensos, la connivencia con el delito de políticos y policía, en fin, un muestrario de miserias. Bien enlazado, con buen ritmo, con una historia de amor, además, condenada desde el inicio. Recomendable.

Muy buena novela negra. Una investigación que denuncia la fragilidad y vulnerabilidad de los cuerpos de los niños pobres en una trama de apuestas y corrupción. Atrapante de principio a fin.

Bueno

Una obra de arte para los amantes del suspenso. Una vez empezada resulta imposible dejar de leer. Tiene una formidable capacidad de terminar los capítulos de manera tal que resulta imperioso seguir leyendo. Con un lenguaje coloquial y muy descriptivo lleva al lector a sumergirse en la historia de forma extraordinaria. Fue el primer libro que leí del autor y voy por más.

Bueno

El maquinista de un tren de TBA se suicida: se pega un tiro y se hace percha contra una vereda del centro porteño, cayendo desde la terraza del edificio donde hace terapia. Deja una carta en la que se disculpa por eso y por los “homicidios” ocasionados y en la que pone especial énfasis sobre la muerte de un niño. . Verónica Rosenthal, periodista y redactora de la revista 𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 , se interesa por el hecho para escribir un artículo y comienza una investigación. Con excusas de hacer una nota sobre los trenes de Buenos Aires conoce a Lucio, conductor del Sarmiento. Consigue que la lleve en la cabina y se entera de que esa extraña carta se explica con un historial de maquinistas traumados por la gente que se tira abajo del tren. Lo raro y lo clave surge del deceso del nene que aparece en aquella esquela de despedida. . Lucio es casado y padre de familia, pero empieza a tener una relación clandestina con Verónica, en medio de un montón de antecedentes turbios con relación a la muerte por accidentes y no tan accidentes de trenes. A medida que avanza la investigación, la relación de los amantes también se afianza. Verónica descubre que la muerte de los pibes no es ningún azar ni ninguna cosa infantil, por el contrario, se trata de una mafia que utiliza a pibitos en situación de vulnerabilidad para juegos con apuestas: un fetiche de mierda de competencias sobre las vías del ferrocarril. . Lo demás hay que leerlo. Es una buena novela, el ritmo se presta para seguirla de corridito y usa muy bien el recurso de narrador multiperspectivista. El punto negativo, tal vez, tiene que ver con el uso del vocabulario soez, no porque esté mal aplicarlo, sino porque me pareció un toque forzado. Todo el resto me gustó bastante y me recordó a mis viajes en el Roca cuando puteaba a los que decidían tirarse justo en hora pico.

Me encanto, todo el tiempo me mantuvo al filo de saber que iba a pasar.

Brillante. Aplausos