Un relato en la aventurosa corte real haitiana de Henri Christophe. Un mundo de pasiones que se desenvuelven en medio de la feroz caricatura de la corte bonapartista, construida con los elementos casi salvajes de una isla antillana en la que la tiranía ha cambiado brutalmente de nombre y en la que los ecos del tamtam repercuten en el latón de los uniformes y en las borlas de las bordadas mitras de fingidos obispos. Esta edición incluye también el célebre prólogo en el que Carpentier acuña el término «real maravilloso», que a su parecer es la mejor definición de la idiosincrasia del continente americano, en donde el milagro y la magia forman parte de la esencia de su cultura.
Cuesta leerlo, y se debe al estilo "barroco", estético del autor. Pero aun así lo leí, dado que reconozco la importancia que tiene para nuestra literatura latinoamericana. Por varios capítulos me permitió volar y sentir la conexión con nuestra américa de raíces africanas
Impresiona cómo Alejo nos logra meter en ese mundo de naturaleza barroca (toda la naturaleza) con su barroco estilo. Final luminoso.
El Dios de los blancos ordena el crimen. Nuestros dioses nos piden venganza. Ellos conducirán nuestros brazos y nos dará la asistencia"
¿Pero qué es la historia de América toda sino una crónica de lo real maravilloso?
Tanto el mestizaje como el barroco son fusiones, sumas y las sumas enriquecen"
...agobiado de penas y de Tareas , hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre sólo puede hallar su grandeza, su máxima medida en el Reino de este Mundo.
Era un cuerpo de carne transcurrida. Y comprendía, ahora, que el hombre nunca sabe para quién padece y espera.