Una narración de historias cruzadas que convergen de forma magistral. Una de las novelas más emblemáticas de Paul AusterMarco. Stanley Fogg es un huérfano que ha crecido bajo el cobijo de su tío Victor, un clarinetista de poca fortuna. Cuando éste muere, consigue vivir durante un periodo de la venta de los libros que le ha dejado en herencia. En el tiempo en que el hombre camina por primera vez sobre la luna, M. S. Fogg inicia un viaje de búsqueda de su identidad y sus orígenes que lo llevaráde Manhattan al remoto Oeste americano.
Después de "4 3 2 1" quede prendado de Paul Aster. Sin embargo este libro dejo mucho que desear. Un tratado a mi parecer de la depresión y de la búsqueda de salidas del mundo real, o el mundo en que nos encontramos, muchas veces encontramos ejemplos en nuestra vida y que en la mas de las veces son salidas sin sentido y rayando en la locura una vez que se visualizan desde el punto de vista de la sociedad en que se vive. Paul Aster hace un tratado de estas desviaciones y como tesis la herencia genética de las mismas, cada personaje busca este escape en diferente forma, amenizado con un twist final para dar con una especie de thriller, aunque nada tenga que ver con este estilo de novela. Por momentos siento que la historia se vuelve tediosa y desespera la acción autodestructiva de los personajes, queriendo entrar dentro de la trama y dar dos cachetadas como hacía mi madre.
Descubrí que es posible sobrevivir sin techo pero no se puede vivir sin establecer un equilibrio entre lo interno y lo externo. Eso es lo que me dio el parque"
Los libros se convirtieron pronto en un refugio para él, un lugar donde podía esconderse no sólo de los demás sino de sus propios pensamientos.
Después de todo, las bibliotecas no están en el mundo. Son sitios aparte, santuarios del pensamiento puro.
Hay una mirada vidriosa especial en los ojos de los neoyorquinos cuando van andando por las calles, una natural y quizá necesaria forma de indiferencia hacia los demás.
El mundo nos entra por los ojos, pero no adquiere sentido hasta que desciende a nuestra boca.
Los libros se convirtieron pronto en un refugio para él, un lugar donde podía esconderse no sólo de los demás sino de sus propios pensamientos.