Historias que nos invitan a reflexionar y nos estimulan con ideas nuevas e inspiradoras. Despojados de las máscaras que ocultan nuestros sentimientos y emociones, nos enfrentamos por primera vez a las grandezas y miserias de nuestra alma. Surge entonces en cada uno de nosotros un loco dispuesto a experimentar la libertad de vivir sin pretextos ni ocultaciones, y, sobre todo, sin la necesidad de que nos comprendan, porque cuando nos comprenden, encasillan y esclavizan algo de nosotros. Y es El Loco quien precisamente encarna ese despojamiento, quien pone al descubierto lo más hondo y subjetivo de cada uno. Aparece para recordarnos que lo esencial habita cerca de nosotros y que podemos recorrer nuestro propio camino. Cada narración constituye un mensaje muy simple, directo y no exento de ironía, destinado a hacernos reflexionar y a descubrir nuevos horizontes.
Puede entenderse como tan sencillo o tan complejo en la medida de la profundidad de su lectura. Me parece que el autor deja esa elección al lector, que tan avanzada locura has desarrollado para su interpretación.
Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Ayer tarde, en la escalinata de mármol del templo vi a una mujer sentada entre dos hombres. Una de las mejillas de la mujer estaba pálida, y la otra, sonrojada.
Al amanecer, una zorra miró su sombra, y se dijo: -Hoy almorzaré un camello. -Y pasó toda la mañana buscando camellos. Pero al mediodía volvió a mirar su sombra, y se dijo: -Bueno...Me conformaré con un ratón.
Y he hallado libertad y salvación en mi locura, la libertad de estar solo y a salvo de ser comprendido, porque aquellos que nos comprenden esclavizan algo nuestro.
Una zorra miró su sombra al amanecer, y dijo: —Hoy preciso todo un camello para almorzar. Y pasó toda la mañana buscando camellos. Pero al mediodía volvió ver su sombra, y dijo: —Con un ratón me bastará.