EL LIBRO DE LOS AMORES RIDICULOS

De fácil lectura y con un toque de gracia gran libro.

Una serie de relatos con un punto de vista ironico sobre el amor

La forma en que se refiere a las mujeres, usando cánones de belleza, estereotipos, me desagrado, solo una historia valió la pena para mí, en lo personal no leería de nuevo a este autor

Con Él Sr Milán, no hay perdida de tiempo, durante su lectura, este libro lleno de personas con episodios en sus vidas ,q por ocupaciones parecen espejos de la nuestras

El libro de los amores ridículos, nos narra una historia que puede ser la de cualquiera de nosotros, parados en frente del ser amado cometiendo los actos más locos, absurdos y carentes de lógica. ¿Es el amor el fin de lo lógico y racional? ¿Es el amor un simple juego de caminos extraños, premisas absurdas, celos y deseos? Esta novela es una posibilidad de ver, tal vez, lo que es realmente el amor; ese amor no idealizado, un amor imperfecto tal cual como lo somos nosotros. ¿Qué podemos esperar de un amor que proviene de personas egoístas, con miedos, manías y traumas? Temas: amor, muerte, vejez, comunismo, infidelidad.

Me atrapó desde el capítulo uno: historias de amores irreverentes, llenas de humor y con personajes tan bien desarrollados que dan ganas de conocerlos. Me encantó de principio a fin

Adoro a Kundera relatando estas historias de amor imposibles de masticar, comprender...

Creo que nadie puede leer un libro de Milán sin subrayar al menos una frase, dejaré por aquí dos de mis favoritas. La primera corresponde al cuento de “La dorada manzana del eterno deseo”. La cita es: “¿Qué importa si todo es un juego vano? ¿Qué importa si lo sé? ¿A caso dejaré de jugar solo porque sea vano?” Me gustó esta cita porque me parece que se refiere a que la vida de los hombres no tiene sentido, y el personaje del cuento está consciente de eso; sin embargo, su postura ante esto es que, no porque la vida de los hombres no tenga sentido no vamos a seguir viviendo. La segunda cita (o diré más precisamente, fragmento) la tomé del séptimo cuento “Eduard y Dios”, y es la siguiente: “¿Por qué hay que decir la verdad? ¿Qué es lo que nos ata a ella? ¿y por qué creemos en realidad que la veracidad es una virtud? Imagínate que topas con un loco que dice que es un pescado y que todos somos pescados, ¿Vas a discutir con él? ¿Te vas a desnudar delante de él para enseñarle que no tienes aletas? ¿Le vas a decir a la cara lo que piensas?”. Hace unos meses leí el libro de Jordan Peterson “12 rules for life”, y su octava regla es: “Dí la verdad, o al menos no mientas”. Esta parte me dejó pensando mucho porque me parece que vivimos en un entorno en el que la mentira es algo no solo cotidiano sino necesario: mentimos a nuestros seres queridos para ahorrarles sufrimiento, mentimos a nuestras parejas para evitar conflictos, mentimos a nuestros hijos para hacer su infancia más fantástica, nos mentimos a nosotros mismos cuando la verdad es muy dura de manejar… Asumimos que decir la verdad es lo correcto, suena bonito como un principio ético, pero ¿realmente lo aplicamos en nuestras vidas? ¿Por qué es tan difícil llevarlo a la práctica? Milán ofrece una perspectiva que aborda el tema de la verdad de una forma diferente: ¿La verdad es realmente una virtud? Y aunque no ofrece una respuesta a esto, nos da pauta a poder indagar en este tema desde un ángulo nuevo.