EL DESIERTO DE LOS TARTAROS

A una alejada fortaleza en las montañas es destinado un joven oficial recién graduado. Frente a la fortaleza hay un desierto seco y deshabitado. Por allí se espera que de un momento a otro haya un ataque de los tártaros. El teniente Giovanni Drogo, que así se llama, se siente con escaso ánimo de permanecer en el servicio de esa fortaleza. Quiere pedir el traslado, pero por alguna razón se va quedando. Total, tiene toda la juventud y la vida por delante. Y a lo mejor aquí se puede cubrir de gloria, en combate si los tártaros llegan. Tiene como un presentimiento o una esperanza de que cosas grandes y nobles lo obligaran a quedarse allá arriba. Además, todo lo bueno de la vida parecía esperarlo. ¿Qué necesidad había de apresurarse? Sin embargo, desde ese desierto no ha llegado nadie y ni una cosa jamás había ocurrido desde tiempo inmemorial. Entonces, la vieja fortaleza, después de todo, ¿serviría para algo alguna vez? Aquí estamos frente a una alegoría de la vida que transcurre, mientras se espera que algo suceda. La vida, que son aquellos días que consumes mientras esperas algo, una carta que llegue con la noticia anhelada como en “El coronel no tiene quien le escriba” de García Márquez, o una cuenta que saldar como en “El duelo” de Joseph Conrad. Don Dino Buzzati mata varios pájaros de un tiro. Porque aprovecha también, de hacer una certera crítica a ese mundo militar lleno de protocolos muchas veces en abierta contradicción al sentido común, de procedimientos que aunque choquen con la porfiada realidad no se cambian, y con jerarquías inamovibles cual tablas de la ley… Así son las cosas, y si no, no importa pues usted lo dijo mi coronel ¡A su orden mi coronel! Bien escrito, diría que con maestría y se lee con deleite, aunque sus páginas nos lleven a los abismos de la soledad y las vidas desperdiciadas. Recomendable para todos aquellos que hemos dudado en algún momento sobre cual camino seguir o caer en la tentación de no caminar. Un buen descubrimiento, haber leído a este señor Buzatti.

El teniente no tiene quien le escriba... ni a quien escribirle. . Pero permanece en su laberinto. Laberinto que no ha creado, pero se ha encargado de que no lo conduzca a ninguna parte, mas por indolencia que por decisión. En la novela Giovanni Drogo, no vive una vida, solo la deja discurrir, aunque tal vez escurrir sea mas preciso. Metafóricamente la fortaleza esta mas protegida hacia adentro por las incertidumbres y falta de convicción,que hacia afuera, donde la esperanza puede ser sustituida por la acción. El desierto árido e inacabable poblado de ficticios enemigos constituye algún tipo de oportunidad de cambiar el rumbo, de conseguir algo..lo que sea que dé un sentido al sinsentido que es la simple espera. El goteo de la cisterna se vuelve tan monótono como la vida alterada por un par de incidentes trágicos que no ocurren al interior de la fortaleza que le toca habitar y defender a Drogo, quien sujeto a una corta espera, ve transcurrir los años y los días.en espera de una ocasión que no llega, pero tampoco se atreve a retroceder. Y debe conformarse con un solo acto de heroicidad, que no lo arranca de la medianía de su ¿ destino ? . Y que por supuesto no requiere de valor más que para ocultar su cobardía. Trasladado a cualquier ámbito de la vida, el desierto nos acecha, la. Fortaleza nos espera, y los enemigos...tal vez nunca aparezcan. El tiempo y el espacio devoran a un ser cargado de una trágica apatía, cercado por una fortaleza y un desierto de los que poco puede esperar. Y sin embargo en quienes deposita toda su esperanza. Clara influencia para el poema de Kavafis “ esperando a los barbaros” y la novela de Coetze del mismo nombre ( esperando a los barbaros ) Por cierto la película retrata perfecto la umbría pesadumbre de la novela .

Enorme libro de Buzzati. Es corto pero intenso, aún en la vana espera. Me vienen a la memoria un par de libros: El viejo y el mar, de Hemingway, y El último encuentro, de Sandor Marai. Cortos, densos, con un clima que va in crescendo, esperando un final que sospechamos desde el principio. Toda una parábola sobre la vida. ¿Qué buscamos: alcanzar los objetivos o perseguirlos?

Me ha parecido un libro fascinante . Los Tártaros, tal vez solo los bárbaros , en realidad los otros. Y nuestro orden , nuestras expectativas. Pero desde el principio sabes que en esta novela , su personaje principal Drogo no va a cumplir sus sueños . Y en definitiva va sobre la vida de cada uno de nosotros, nuestros hechos y el sentido que puedan tener o no nuestra existencia y nuestras obsesiones. Muy recomendable.

Hoy empezaré la reseña con una reflexión: "Hay tres cosas en la vida que se van y no regresan jamás: las palabras, el tiempo y las oportunidades". Hoy en día se pronuncian muchas palabras sin pensar y demasiadas oportunidades se pierden por falta de valor. Y esta refexión encierra el sentir de esta conmovedora novela. Un jóven oficial pierde 30 año de su vida esperando una guerra para vestirse de gloria, y cuando está llega lo encuentra en estado calamitoso y enfermo que tuvo que ser evacuado del frente de batalla. Tuvo una vida por delante, muchas oportunidades que desperdicio y al final se quedó sin nada, con las manos vacías y esperando ahora la muerte. Esta novela tocó partes sensibles de mi ser, porque yo soy un ex oficial del Ejército de mi país y he vivido en carne propia esta situación. Pasando años en guarniciones de la selva donde todo era verde y en zonas de emergencia donde todo era marron. La novela narra la pequeña tragedia de Drogo, un jóven militar recién salido de la escuela de oficiales y que es destinado a la Fortaleza Bastiani, llamada "la centinela de la corona", era una guarnición anticuada e inútil, pequeña, viejísima y aislada en medio del desierto y rodeada de montañas. Tenía un aire vago de castigo y éxilio. Cuando él llegó a su destino la imaginó distinta y es por eso que inicialmente pide su cambio. Pero él se quedó 30 años en la guarnición con la esperanza de participar en una guerra. Él había dejado escapar muchas oportunidades. En esa guarnición su vida había transcurrido segregado del mundo, por esperar al enemigo se había atormentado por mucho tiempo y ahora que llegaba el enemigo es expulsado. La fortaleza fue onstruida en otros tiempos como bastión de defensa frente a los ataques de los tártaros.Mientras tanto, la vida se desarrolla entre patrullas y debates sobre las mejores técnicas de batalla. Todos los que están allí están sacrificando la salud, la familia, etc.y la eterna espera les está destrozando física y mentalmente. Sin embargo, nunca nadie ha visto al ejército de los tártaros. Allí soldados y oficiales sobreviven con honor, tratando de respetar las reglas. El joven Drogo llega a su nuevo destino con el corazón repleto de sueños y proyectos: anhela que se produzca un ataque para poder demostrar su valor, convertirse en un respetado héroe de guerra y progresar en su carrera militar. Está convencido de que una nueva guerra contra los tártaros será su trampolín hacia el éxito y considera su estancia en el desierto como un capítulo meramente transitorio en su, por otra parte, brillante futuro. La historia es dura, deprimente y desesperante como sólo puede serlo la historia de un hombre que malgasta su única y preciosa vida sin motivo alguno en pos de un propósito que resultaba absurdo desde el principio. El mundo está repleto de Drogos que dejan escapar los valiosísimos años que se les ha concedido sobre la tierra esperando aquel ataque de los tártaros que se suponía había de cambiar sus vidas.

El Desierto de los Tártaros es de esas lecturas que lo marcan a uno. Para empezar hay que destacar a su autor, Dino Buzzati, cuya pluma desparrama una prosa magistral con metáforas siempre precisas. Toda la historia transcurre en la Fortaleza Bastiani, correspondiente a un país y tiempo desconocido -tampoco importa demasiado conocer esa información-. La novela está enredada con tópicos tales como el tiempo, la juventud, la vejez, la vida y la muerte. De alguna forma es un texto filosófico. Es por esto que le encontré ciertas semejanzas con Borges. De hecho el propio Jorge Luis escribió en el prólogo que se trata de una obra maestra. No dejen de leer este libro corto, punzante y bello.

Una historia en la que no pasa nada y se pasa literalmente la vida. Escrita con maestría para contar ese tiempo que transcurre y en el que no ocurre nada o al menos nada fuera de lo ordinario. Una metáfora de la vida. Me gustó.

Librazo, si te gusta más el cómo que el qué. Literalmente no pasa nada, pero Buzzati logra llenar páginas y más páginas con una espera desesperante y una pluma experta. Para lectores poco ansiosos.