Barcelona, 1945. Nil Roig es un chiquillo que se pasa el día en bicicleta transportando de un cine a otro viejas bobinas de películas. El día de su decimotercer cumpleaños es testigo de un crimen cometido en el portal de su casa. Mientras el asesino huye después de haberlo amenazado de muerte en caso de no mantener la boca cerrada, el moribundo le entrega el misterioso cromo de un actor de cine de la época; un objeto perseguido y anhelado por un excomandante de la Gestapo y un policía sin escrúpulos. El hecho de que el moribundo le dé el cromo a Nil pronunciando el nombre de David, el padre desaparecido del muchacho, arrastrará a este a resolver un secreto del pasado por el que pagará un alto precio.En una Barcelona de claroscuros, El chico de las bobinas nos habla de la incomparable fortaleza de esas mujeres, víctimas de la guerra, que enseñaron al mundo cómo sobrevivir, y de esas salas de cine de barrio que permitieron soñar en los años de plomo y se convirtieron en refugio de infancias maltrechas.Un thriller nostálgico cargado de emotividad y misterio que nos muestra la fragilidad y la ambigüedad de la naturaleza humana.
Libro escrito en tercera persona y con pocos diálogos. Al final de la novela sabes quién es el narrador. Narra la posguerra en Barcelona con el cine de fondo. Un homenaje a las mujeres de aquella época donde "los hombres eran destrucción y las mujeres, construcción". Miserias, ultrajas, torturas, donde el poder era sinónimo de superioridad. La novela se hace lenta hasta media lectura, a partir de aquí, los acontecimientos te mantiene en ella. Sorprende su final, no por los hechos, si no por el otro homenaje al que hace mención y en el que gira la novela: el cine.
El autor consigue transmitir la nostálgica y la emotividad desde el primer minuto, haciendo que uno se enganche a los personajes y a ese hilo que lo une todo a través de la historia del cine. Una historia que cuesta diferenciar hasta donde llega la realidad y la ficción, haciendo consciente al lector de los episodios oscuros vividos hace unos años. Si se conoce el entorno, es imposible no buscar las ubicaciones.
“El poder curativo de las palabras siempre depende de la boca que las emita.”
Y las guerras son lecciones, Soledad, y si no las aprendemos la vida se encargará de hacernos repetir el curso
Saber mucho de algo te ayudará a querer a tu profesión, y cuando eso suceda ya no será una profesión, será tu vida.
“A menudo el infierno es el mejor lugar para pasar inadvertido ante el diablo”
“Porque el miedo, como el pan negro, era una herramienta que el Régimen había dosificado gradualmente, y si uno no guardaba cuidado, terminaba convirtiéndolo en su realidad cotidiana.”