Esta probablemente sea una de mis mayores desepciones literarias. La novela comienza esplendorosamente, hay un prólogo precioso, con toda la esencia de la autora, sientes que te eriza la piel y que sus palabras te cambiaran para siempre. Ese es el poder de Rosa Montero, te sumerge en un mundo del cual no deseas escapar, es más gico como puedes leer y leer sin darte cuenta, ella no nos muestra palabras, nos muestra mundos, por eso la admiro. Pero este libro, no es así, después del maravilloso prólogo comienzan una serie de reseñas( qué la autora público en diversos periódicos a lo largo de los años) algunas tienen aquella magia qué describo, nos habla con una pasión indescriptible, solo deseas leer aquella novela de la qué nos habla. Pero esto para mi desdicha, no esta en cada una de las reseñas, no es la regla general si no la excepción. A momentos te atrapa, estas al filo de la silla mientras aquellas palabras calan en lo más hondo de ti, pero al siguiente, estas saltandote páginas enteras de lo aburrido qué parecen, lo repetitivas qué son y lo poco que mueven dentro de ti. En todo momento lo sentí como un sube y baja, mientras a momentos me sentía envalsamada por las palabras de la autora, en otros me sentía desesperada por terminar. Lo cierto es que la autora escribe maravillosamente, pero esperaba más, hay partes flojas y otras magníficas no lo niego, pero a momentos llego a ser tedioso tener que continuar.
Como demostró Flauvert con Madame Bovary, los buenos escritores son capaces de hacer novelas muy grandes con personajes muy pequeños
Todas bellas y burguesas; todas casadas y adúlteras; todas prisioneras de un destino (...), tan llenas de deseos y de sueños (...). Pero son mujeres, y por ello están obligadas a no ser nada; el prejuicio social las condena a la pasividad, a la imposibilidad, a la inexistencia.
(...) a fin de cuentas todo recuerdo es mentiroso y toda memoria un producto más o menos elaborado de nuestra imaginación.
Personalmente, creo que como lectora no hay placer comparable a que te guste mucho una novela y que esta sea muy larga. Pero de cuando en cuando cae en tus manos una miniatura maravillosa que te deja embelesada o incluso temblando.
Qué hubiera sido de mí sin la lectura? No puedo concebirlo: incluso dudo de que siguiera siendo humana. Sin libros, tal vez hubiera sido un marsupial o un paquidermo, pongo por caso.Quiero decir que me es tan difícil imaginarme sin leer como imaginarme transmutada en hipopótama.
Leer una de esas novelas breves y perfectas, una novela-beso, es una suerte de experiencia amorosa, un vals arrebatado que bailas con el libro;