Un viaje al mundo de los libros, una gran novela de aventuras y una declaración de amor a los grandes textos universales que cautivan a los lectores. Y también, una lucha feroz entre ficción y realidad, y entre bien y mal. Quiénes son de verdad Dedo Polvoriento, Capricornio o Lengua de Brujo lo sabrá la joven Meggie por las respuestas que encuentre en un viejo pueblo de las montañas de Liguria... y también en un libro. Cuando Mo, el padre de Meggie, saluda a un extraño visitante que aparece en su casa, la niña siente que aquella persona emana un peligro, quizá una gran amenaza contra su padre... y entonces huyen al sur, a la casa de tía Elinor, propietaria de una de las más fascinantes bibliotecas que uno pueda imaginar. Meggie descubrirá que los forasteros que misteriosamente aparecen y desaparecen, como aquel visitante nocturno, llaman a su padre Lengua de Brujo, ya que tiene el don de dar vida a los personajes de los libros cuando lee en voz alta.
Otro mundo totalmente increible, super entretenido, personajes de lo mejor, y una trama super bien desarrollada, un libro tanto como para niños como para adultos.
Me encanta, tiene ya tiempo de que lo leí y sigo recordando a los increíbles personajes que se desarrollan a lo largo de la historia, sin duda lo leeré de nuevo y leeré los siguientes a este.
Toda su casa está llena de libros; parece que les gusta más que la compañía de humanos."
¡Cuantas veces he deseado introducirme en uno de mis libros favoritos! Sin embargo, lo bueno de los libros es que puedes cerrarlos siempre que se te antoja.
Algunos libros han de ser paladeados, otros se engullen, y sólo unos pocos se mastican y se digieren por completo.
Cielos, ¿qué has metido aquí dentro? ¿Ladrillos? —preguntó Mo mientras sacaba la caja de libros de su hija—Tú siempre dices lo mismo: los libros tienen que pesar porque el mundo entero está encerrado en ellos—respondió Meggie, haciéndole reír por primera vez aquella mañana.
Si te llevas un libro a un viaje, sucede algo muy extraño: el libro empezará a atesorar tus recuerdos. Te bastará con abrirlo para trasladarte al lugar donde lo leíste por vez primera. A nada se pegan tan bien los recuerdos como a las páginas impresas.
Tu siempre dices lo mismo: los libros tienen que pesar porque el mundo entero esta encerrado en ellos.