Sinopsis de CONFESIÓN

Tres historias que forman parte de una misma historia. En 1941, en una ciudad de provincias argentina, una niña confiesa a un sacerdote los primeros y difusos impulsos sexuales que nota en su cuerpo, relacionados con la atracción que siente por un joven apellidado Videla que pasa cada día bajo su ventana. En 1977 un grupo de jóvenes revolucionarios prepara un atentado en un aeródromo para liquidar a un Videla que ya no es joven y es conocido por todos. Y, por último, una anciana –la niña de la primera historia– juega una partida de cartas con su nieto, que ha ido a visitarla a la residencia donde pasa sus días, y entre jugada y jugada le cuenta lo que le sucedió a su hijo, el padre del chico, en lo que resulta una nueva confesión. Tres historias y tres tiempos que se entretejen para forjar una única historia. Tres historias que hablan de dolor, culpa y confesiones. Una novela sobrecogedora y deslumbrante, construida con una brillantísima arquitectura que le permite al autor penetrar hasta la médula de las historias –de la historia– que nos relata.

12 reseñas sobre el libro CONFESIÓN

Tenía más expectativas con este libro. Me gustó la forma que escribe el autor. Hay partes que me engancharon, otras que se me hicieron reiterativas. Si bien es interesante la forma en que entrelaza las tres historias, me faltó algo.


Tres historias que se entrelazan y se hermanan por medio de lo inconfesable (el despertar sexual y la masturbación femenina, una operación temeraria que intenta dar muerte a un dictador, un secreto familiar que se arrastra por muchos años), tres postales de épocas donde lo tabú emerge desde lo subrepticio con fuerza . Una novela corta que me gusto mucho.


Un argumento aparentemente sencillo: una abuela es visitada por su nieto en el geriátrico y, mientras juegan a las cartas, entablan una conversación en torno a la idea de confesión. Una confesión que siempre cede ante las distintas formas de represion: la religiosa y la de estado. Interesante la figura de una abuela que está muy alejada de aquella figura de la abuela de Plaza de Mayo, es una abuela que ha participado activamente, ¿inocentemente tal vez? en la captura de su hijo y sus compañeros. Siempre ante esa idea absurda de: algo le metieron en la cabeza, porque ella, Mirta, que vivió su vida casi sin pensarla y pendiente de la de figura idílica de Videla, no puede concebir que su propio hijo tenga ideales revolucionarios a no ser que sea bajo coacción de sus compañeros. El trama es eso, pero Kohan siempre busca modos de narrar, de construir el relato de manera que no todo le este dado al lector tan simplemente, eso me gusta de su narrativa, nos exige algo de nuestra parte, sabe que como lectores necesitamos que la lectura nos ponga esos obstáculos. De fondo, expectante, como en varios de sus libros, la dictadura militar argentina. En la última parte del libro, el nieto le “arranca” a la abuela esa última confesión, allí ese contexto toma especial relevancia y explota en el trágico final en el que conocemos el destino del padre del narrador. El final evoca el enfrentamiento entre la abuela y el nieto a partir del juego de cartas, del truco, que tiene justamente mucho de mentira. Una gran novela.


Tres historias de los 70 que se vinculan, de ágil lectura.


Había leído Bahia Blanca previamente, y a pesar de que me había gustado, por momento algunas descripciones me parecían demasiado, y me costaba seguir leyendo. En este libro encontré una propuesta de 3 historias sublimes, de como cada una se vincula a la otra y en el transcurso un hilo acerca del Río de la Plata y de Una Buenos Aires invisible. Un teniente Videla, una niña enamorada, y como su vida transcurre vinculada a la dictadura militar casi sin decirlo. La última parte donde abuela y nieto juegan y conversan es una de las mejores narraciones que leí, donde ese encuentro no puede sino invadirte el alma.


Una novela que promete mucho y que al final para mí no ha cumplido las expectativas en cuanto a la trama (le falta chicha), pero que me ha hecho descubrir a uno de los mejores narradores que he leído últimamente. Un 10 a la forma, un 5 al contenido. (17 de diciembre de 2020)


Amé muy intensamente la primera parte de la novela, de una calidad formal impecable. Es como un remolino que no avanza nunca, sino para adentro del propio remolino: siempre estamos ante un deseo que crece, ante un incendio en una iglesia apagado con las manos de una niña, por ese otro niño que será Videla. La cadencia que el ritmo que logra es magistral, una repetición se resignifica sobre la tercera parte de la novela por un escritor siempre atento a las voces de sus personajes. De la segunda parte me sentí bastante expulsada, tal vez por ese lenguaje tan descriptivo, tan lejos de la magia de la contemplación de la nuca de Videla y las intervenciones casi en tono ensayístico sobre el río y la ciudad, que son como joyas incrustadas en la primera parte de la novela. Las amé. Pero ese vértigo de la primera parte no pude volver a sentirlo después, y me quedé todo el tiempo con nostalgia y manija de esa cadencia primera, que vuelve a aparecer después solo en parte y por momentos. Sobre el final, me encantó el contrapunto de truco, tan argentinos -el contrapunto en la literatura, y el truco- en la búsqueda de una verdad guardada en la memoria de una abuela desmemoriada. Me pareció también un acierto abordar desde el fragmento y el espacio vacío la historia de nuestros desaparecidos, una historia que tiene todavía -y también - las venas, y el final, abiertos


Tres relatos cortos que se unen entre si. El primero de ellos se relaciona con el despertar sexual de una joven, el segundo es la minuciosa historia de un fallido atentado y el tercero es el más emotivo y se sucede mientras dura una partida de Truco. Interesante y relacionado a uno de los personajes más siniestros de la historia Argentina. Una creativa visión de la Ciudad, la espalda al Río, los arroyos subterráneos y algunos secretos que se esconden


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