CARTA AL PADRE

Una lectura que te pine a pensar y reflexionar acerca de la relación entre Kafka y su padre, con la que varios se pueden identificar sin mucha dificultad. Muy recomendable.

Muchos sentimientos encontrados en el epistolar del autor, me gustó pero si hay muchas cosas con las que no estuve muy de acuerdo.

Esta carta que le hace Franz Kafka a su padre Hermann, tiene por objeto contarle a su progenitor cómo sus actitudes nefastas para con él en su infancia, le afectaron de modo que ya habiendo transcurrido muchísimos años, aún esos daños seguían latentes en el alma del joven Franz, como heridas incurables, es decir, traumas. Estos que no lo dejaban actuar con libertad porque a cada decisión que se enfrentaba, estaba la imagen de su padre y lo que pensaría de cual fuera la decisión que tomara. Estos que lo condicionaron a siempre verse por debajo del gran hombre que fue su padre, dado que haya tenido la experiencia que sea o haya logrado lo que fuera, para su padre jamás era tan increíble, él siempre era más, despreciaba todo y cada una de las decisiones y cosas que su hijo tomara y tocara, como la religión por ejemplo, que al inculcarla su padre en su casa Franz se apegó a esta de tal modo que se volvió más religioso que él, haciendo que su padre llegara a sentirse menos y asqueado, como dice que dijo una vez, sobre las escrituras judías. Todo esto podemos entenderlo cuando nos habla del gran ego que tenía su padre, su gran estima. Un hombre totalmente consumido por su ego, autoritario, iracundo y que despreciaba todo aquél que no fuera él, los veía por debajo de sí, al igual que hizo con su hijo. Obra que definitivamente nos acerca más a la vida del misterioso escritor Franz Kafka y nos da la llave para entender todas sus demás obras.

“Así, el mundo para mí se dividía en tres partes: una donde vivía yo, el esclavo bajo leyes que solamente se crearon para mí y que, además, no sabía por qué, nunca pude cumplir enteramente; luego, un segundo mundo que estaba infinitamente lejos del mío, en el que vivías tú, ocupado de gobernar, dar órdenes y disgustarme cuando no se obedecían; y, finalmente, un tercer mundo, donde el resto de la gente vivía feliz y libre de órdenes y de obediencias.” "Acudiste enseguida al proverbio de quién se acuesta con perros amanece con pulgas. Así habla mi padre de mi amigo (al que no conoce) sólo por que es mi amigo. Esto siempre se lo hechare en cara cuándo me haga reproches por mi falta de gratitud y de amor filial" Tú, por ejemplo, me alentabas cuando hacía bien el saludo militar, el paso de marcha, pero yo no era un futuro soldado, o me estimulabas cuando podía comer mucho y aún tomar cerveza, o cuando lograba repetir canciones incomprensibles o repetir tus frases usuales, pero nada de eso pertenecía a mi porvenir.

Una ficción hecha una carta nunca entregada.

Leí este libro en mí adolescencia. Fue perturbador, me conmovió y me convocó a mí propia realidad. Debería volver a leerlo

Debo confesar que he visto reflejada fielmente la relación entre mi padre y su padre, es decir mi abuelo. Esta carta de Kafka demuestra la influencia que tienen las figuras de importancia y poder en nuestra vida; cómo nos configuran en nuestra personalidad aquellas personas que más cerca tenemos y en las que se supone que, deberíamos apoyarnos cuando más lo necesitamos. Los reproches y reclamos que Karla afirma que no son en sí, son exactamente los mismos que mi padre me ha comentado sobre mi abuelo, angustiado y concernido. Es importante, y que creo que sirve de “moraleja”, el poder reconocer las ansias de ser padre y de traer hijos al mundo, que vulnerables y aún en formación, pueden verse afectados en su totalidad por los más “mínimos detalles”. Aparte de esto, vale la pena recalcar que Kafka tiene una calidad literaria excelente y que ha logrado transportarme a su mundo de tristeza y sufrimiento constante.

Un gran escrito que nunca debió salir a la luz, puesto que justamente, es una carta de un hijo a su padre, algo que ni siquiera su madre y mucho menos nosotros tenemos derecho a leer