Después del éxito que obtuvo con La uruguaya, vuelve Pedro Mairal con un libro de cuentos único, en el que cada uno es una auténtica caja de sorpresas, y descubrimos el universo del autor contemporáneo en español que mejor refleja cómo los hombres afrontan con mejor o peor suerte sus relaciones sentimentales. Historias en las que el hombre tropieza sistemáticamente con los mismos errores que lo ponen en evidencia y delatan su limitada capacidad delante de las mujeres, que tienen mejores recursos emocionales. Mairal tiene una particular mirada: incisiva, tierna, pero también divertida y perturbadora a veces, que provoca en el lector absoluta admiración. Ingeniosos y absorbentes, estos cuentos confirman a Pedro Mairal como uno de los escritores en lengua española más talentosos de este tiempo.
Un lindo libro con diversas historias donde el hilo conector es el amor en todos sus expresiones, con un sentido amplio del amar. Cómo siempre mejor o peor , es Mairal, un gran escritor
Excelentes cuentos de matiz erótico, muy divertidos e insolentes. Nos revelan trasfondos ocultos de nuestra personalidad, no siempre defendibles.
"Hay algo más peligroso que tener deseos, contarlos." De la mano del escritor de Una noche con Sabrina Love llega una serie de relatos intensos, profundos y atrapantes. Algunos mejores que otros. La escritura contemporánea se mantiene, el libro es en sí muy cómodo de leer y se puede terminar en poco tiempo. Si me preguntas cuáles son mis relatos favoritos pienso en dos; "Amor en colonias", el viaje accidentado de dos amantes y "La virginidad de Karina Durán" la historia de una chica que se hace famosa en internet por un polémico anuncio.
Me preguntó de qué equipo era; yo le dije que de ninguno porque no me gustaba el fútbol. - De algún equipo tenés que ser. No es necesario que sientas pasión por el equipo. Es cuestión de ser de algo, ¿me entendés? Si no, es como no tener nacionalidad, como no tener apellido.
-¿Y con quién vivís? - Con el padre- me dijo y me hizo reír-. Vivo solo, o sea que vivo conmigo, y ya eso es bastante complicado".
La idea de Verónica también era matar el tiempo, matar el tiempo muerto. Ella tenía intolerancia al tiempo real. No soportaba el tiempo que meditaba entre los momentos supuestamente relevantes de su vida".
Mi mujer insistió tanto que le dije que sí, que iba a ir a terapia, porque cree que estoy deprimido. Pero la verdad es que conocí a una mujer en Uruguay. Una gorda lindisima que me hizo tanto bien que ahora la extraño".
(...) me quedo ahí, la nombro, la estoy buscando en todas esas siestas otra vez, es parecida, Chiara en su cuarto en verano con las cigarras afuera que hacían más pesada la tarde al sol, después de la pileta, (...) (Coger en castellano)
Puedo decir que algo pasó. No quiero exagerar, ni sé explicarlo bien, pero sé que los abrazos tuvieron otro significado esa tarde. Aunque no dije nada, ella entendió que no nos íbamos a ver más. (Un verano feliz)