<P><B>«</B><I>Sentí las raíces apretando mis tobillos. Uno no deja de esperar porque se canse, uno deja de esperar porque cesa el ruido al otro lado y las raíces se secan</I>.<B>»</B></P> <P>Elvira Sastre revela en este libro su mundo interior y sus experiencias más íntimas. El diálogo que se establece entre el texto y las ilustraciones de Emba logra una composición estética única, digna de coleccionistas.</P>
Es una obra preciosa, varios poemas aunque cortos, transmiten los sentimientos necesarios para que te toquen un poco el alma, algunos poemas me parecieron fuertes y apasionados que con las ilustraciones con los que están acompañados, hacen a la lectura memorable y satisfactoria. Lo único que no me gustó es que algunos eran demasiado cortos, que me dejaron con ganas de más.
Nunca he sido mucho de poemarios. Me gusta la poesía, pero los que he leído últimamente no me han gustado demasiado y , este, no ha sido la excepción. No voy a hablar de las ilustraciones, ya que si, son preciosas, pero el contenido no me transmite nada. Me falta poesía y me sobran ilustraciones. Encontrarme una línea por página tampoco ha sido algo que me haya fascinado. Si, algunas te pueden llegar a transmitir algo, pero la mayoría te dejan vacía. Esperaba más sensibilidad. Me ha parecido más bien un diario de reflexiones que lo que tendría que haber sido. "A veces llorar, es otra forma de no ahogarse".
No sé cómo lidiar con esta nostalgia y esta falta de algo que decir, así que escribo para recordarme que una vez tuve todas las palabras en la punta de tu lengua.
No me siento perdida. Es sólo que no sé dónde termina el mar que llevo dentro y a veces me ahogo.
Ante el precipicio te arrancaste las alas sólo para entender el concepto de libertad.
Sentí las raíces apretando mis tobillos. Uno no deja de esperar porque se canse, uno deja de esperar porque cesa el ruido al otro lado y las raíces se secan.