YO, TITUBA, LA BRUJA NEGRA DE SALEM

Chocante, pensar que todo esto ocurrió realmente pero que lamentable ese final feliz no existió en verdad es muy triste

Devastador es el camino de Tituba a lo largo de su vida, sin embargo las mujeres que la apoyaron, enseñaron y guiaron se han ganado un lugar muy especial en mi corazón al igual que la protagonista. Es doloroso de leer algo que como mujeres nos resuena tan dentro. La estigmatización del conocimiento, la brecha existente y ruidosa entre hombre y mujeres incluso en la esclavitud, etc. Y aún así es un recordatorio de lo firmes que debemos mantenernos, aún estando enamoradas, en la lucha contra quienes buscan violentarnos y callarnos.

Me gustó la perspectiva de la historia y la forma en que nos presenta la vida de los esclavizadas en el caribe colonial.

Más que la historia en sí que ya me atraía mucho, el mérito a mi parecer, es en la forma de narrar de Maryse Condé. Sin duda una parte de la historia del hombre hecha relato.

Tituba nace en Barbuda, fruto de una violación. Su madre la ve crecer pocos años, en los que la cría con poco amor. El trauma le pesaba. Su padrastro también muere, por lo que es criada por una vieja curandera en libertad. De ahí todo empeora, sin parar. La heroína de esta historia se ocupa de tomar malas decisiones durante toda su vida. No comprendo a Tituba, no. Pero menos comprendo a Maryse Condé. No logro ver el tinte feminista, aunque haya momentos de reflexión, la protagonista se queje de que, aún para los negros, la vida es más fácil para el hombre que para la mujer. Es ella misma la que elige su destino una y otra vez. Ve un hombre, y al día siguiente está compartiendo lecho. Siendo libre -si es que alguien puede decir que lo es-, elige casarse con un esclavo. Le provoca la muerte a su primera dueña, y es ofrecida por esta a un pastor que debe mudarse a Salem. Vemos un poco de lo que fueron los injustos juicios de brujería. Cabe destacar, que en ningún momento dejamos de atestiguar como Tituba se comunica con los espíritus. Incluso sacrifica animales en Salem, en plena cacería de brujas. Si hay algo en lo que se destaca Maryse es en relatar escenas de suma crudeza sin dotarlas de profundidad. Tituba cuenta todo como sucede. No dice que alguien frunce el ceño, dice "se enojó". Y aunque la prosa juega con un poco de poesía, no provoca nada. La protagonista parece indolente e indiferente incluso cuando está contando que le están pegando o la están torturando. No transmite lo que está viviendo. Después de Salem, en donde cuenta que los juicios pasaron de moda, pasa a servir a un nuevo amo, un judío con el que también comparte lecho rápidamente. Aquí, además, invoca cada semana el espíritu de la difunta esposa de su nuevo amo-amante. Terminan reconociéndola los vecinos, y provocando otra tragedia. Decide volver a Barbuda para regresar a su vieja choza de la juventud, pero como conoce un guerrillero en el barco, prefiere irse con él. Como siempre, la relación no dura y termina otra vez en tragedia. Ya lo dije antes, es difícil encontrarle el feminismo a esta historia. Todo el trasfondo histórico y socio-cultural queda desdibujado por los dramas personales de Tituba. Difícil ubicar esta novela como historia, cuando Tituba no deja de hablar con sus espíritus guardianes, a quienes por cierto, nunca hace caso. Cuando está en Salem, dice que prefiere seguir el consejo de quien fue su maestra, que le había dicho que no debe hacer el mal porque sino sería "como ellos". Mas, en primera instancia, nunca hubiera llegado a Salem si no le hubiera provocado el mal a su primera ama. Ama a la cual quiso servir, repito, porque un día vio a un esclavo y a la semana ya quería vivir con él. Hay contradicciones por todos lados. Además de todo esto, a partir de la segunda mitad el ritmo se dispara erráticamente, y en el último cuarto se nota que no sabía qué final darle a la historia. No volvería a leer a esta autora.