La tercera entrega de las enseñanzas de don Juan Matus. El misterio del universo y un aprendizaje sobre cómo convertirse en cazador. Aquí, el autor retoma desde sus inicios las conversaciones con el brujo yaqui, figura central de la narración, y se desprende de los alucinógenos y psicotrópicos como único medio para acceder a realidades distintas: se deja conducir hacia otras formas de percepción sin necesidad de consumir sustancia alguna. Esta vez, el centro de la trama se desplaza a la revelación del hombre occidental, quien, libre, natural y en armonía con la esencia de las cosas, alcanzará el estado místico del guerrero. Pero esta transición solo sucederá después de superar arduos momentos de rebeldía, escepticismo y arrepentimiento.
Ficción o realidad, no importan, la belleza intrínseca de sus metáforas, hacen que Viaje a Ixtlán sea un texto inquietante.
Como me gustaría comenzar la carrera para vivir como un guerrero, o tal vez ya la inicié, quien sabe...
El sol poniente brillará sobre tí sin quemar, como lo hizo hoy. El viento será suave y dulce y tu cerro temblará. Al llegar al final de tu danza mirarás el sol, porque nunca volverás a verlo ni despierto ni soñando, y entonces tu muerte apuntará hacia el sur. Hacia la inmensidad