Seis magníficos relatos, de uno de los autores más caliosos y significativos de las últimas décadas, que ahondan y, si cabe, perfeccionan su personal universo literario, con un broche de oro final: el relato que da título al volumen, reconstrucción imaginaria de los últimos días de Chéjov, que alcanza cotas de auténtica genialidad.
Hablar de Carver es hablar de las infinitas tonalidades de gris que podemos percibir. Eso es su narrativa. Algo que se decae, algo que genera nostalgia, un presente monótono e intolerable y que sin embargo se tolera, relatado de todas las formas posibles En "Tres rosas amarillas" lo que destaca es lo dolorosas que son las relaciones, en especial las familiares, y la mentira del amor como una forma de salvaguardarse. Ninguno de los personajes ha sido salvado por estar en pareja y cuando estás terminan solo quedan reproches, distancia y un leve arrepentimiento. Flota en las páginas la melancolía ("Caballos en la niebla"), la opresión ( cómo en "El elefante") y el hastío ("Cajas"). La única novedad es la del relato que dar título al libro y retrata los últimos días de vida Chéjov, lo que nos prueba que la falta de variedad en sus textos fue voluntaria. Quiso captar esos momentos de la vida, esos pequeños fracasos, de todas las maneras posibles.
–Eres mi madre –dije al cabo–. ¿Qué puedo hacer para ayudarte? –Cariño, tú no puedes hacer nada –contestó–. Ha pasado el momento. Es demasiado tarde para hacer algo.