TRES LUCES

Claire Keegan es un susurro de ternura que acaricia la campiña irlandesa. El suave devenir de la memoria de una niña, que no es tan concreta como la de un adulto, pero, que es más directa en la percepción de aquellas cosas de vital importancia para el desarrollo de su historia . Por ejemplo esas tres luces, que antes no estaban, le permiten establecer paralelismos con aquellas cosas que antes si estuvieron. Y, aunque aquí no hay secretos. Siempre existen cosas que por dolorosas no vale la pena sean mencionadas con recurrencia, conocerlas es ya un acto de contrición. La aproximación a la muerte como un asunto de suyo natural, puede resultar chocante, todo un acontecimiento o simplemente eso algo natural como una rebanada de pastel de moras de gusto almibarado y regusto ligeramente ácido, y, que se queda adherido al paladar. La muerte se sujeta a la memoria, pero puede ser encasillada y conservada como un acto pletórico de ternura, o al menos incitador a la misma. Más aún cuando es simultaneo o coincidente con un nacimiento. Siempre la vida se abre a la esperanza para resarcir o mitigaren algo el dolor. La joven protagonista es llevada al cuidado de unos tíos, a fin de ampliar en algo espacio y tiempo para el nacimiento de un nuevo hermanito. Allí aprende que el amor viene en diferentes formas y tamaños, y que hay secretos que no lo son. Ese acontecimiento transforma por completo su visión de la vida, o tal vez deba decir , que le otorga una, pues previamente carecía de la misma. Enternecedor relato que a base de simbología juega con los sentimientos del lector y consigue conmover. Que para eso es la literatura.

"Es con mi madre con quien estoy hablando, pero aprendí bastante como para saber que lo que pasó es algo que no tengo que mencionar jamás. Es mi oportunidad perfecta para no decir nada". La historia transcurre desde la perspectiva de una niña que es llevada a casa de unos desconocidos por un tiempo, mientras su família espera el nacimiento de su hermanito. Un libro breve (88páginas) narrado desde una mirada dulce y vulnerable. Mientras leía se me fueron prendiendo todas las alarmas ante posibles peligros en los que la protagonista podía estar expuesta. La sensación de que algo malo podía suceder. Ambientada en la vida rural en Irlanda en los años 80, las dificultades y las carencias se perciben más que en los diálogos, en los hábitos y costumbres. Escrito maravillosamente. Sugiere más de lo que dice. Calla más de lo que habla.

Claire Keegan nos regala en pequeñas dosis una historia de amor, de sentimientos opuestos, de primeras veces. Nos cuenta las vivencias que sufre una niña cuándo es apartada provisionalmente de sus padres y llevada con unos familiares con lo que descubre lo que es el amor verdadero frente a lo que estaba acostumbrada en su casa con sus padres. Todo esto se muestra, se deja ver, se enseña poco. Más que contar la autora deja entrever, para mi gusto debería enseñar más. A mí me ha sabido a muy poco.

Un libro corto y lleno de emoción, me dejó con una sensación un poco impotente, pero al mismo tiempo pensando en las pequeñas cosas que cada uno de nosotros como adultos puede hacer y marcar el destino de los niños que nos rodean. Me encantó sobre todo la parte donde aparece el título del libro mencionado.

💠 Una nouvelle cuyo atractivo está en lo no dicho. Los ojos de una niña que cuentan, con total economía de palabras y protagonismo de gestos, cómo experimenta un modo diferente de vivir su filiación. Cómo el amor y el cuidado paterno/materno no siempre dependen del lazo de sangre y cuánto más se valoran los vínculos ante una pérdida. ✒️ Puede sonar obvio pero hay que saber expresarlo, sin excesos ni frases trilladas, con climas y acciones que, en entre líneas, muestran más allá de lo que se dice. Esto está más que logrado. Ahora bien, lo que reconozco como un valor, me deja con las ganas de profundizar en un aspecto de la historia. Una necesidad personal que no le resta calidad y me alienta a volver a leer a esta escritora.

❤️Hermoso libro, cortito. La narradora es una niña y eso la hace una historia diferente. Se ve todo desde otra perspectiva. Me encantó.

Una belleza. Cuento largo, novela corta, no importa. La densidad de este mágico relato se sostiene en la belleza de la prosa, en la sutiliza de las imágenes que logra crear esta brillante autora irlandesa. Keegan es de esas raras plumas privilegiadas que pueden describir el amor o la indiferencia sin mencionar una sola palabra que hable de sentimientos. Si además se toma cuenta que este relato está narrado en primera persona por una niña de la Irlanda rural de lo 80, no cabe otra cosa que rendirse de admiración. Y de gratitud.

Un bellísimo cuento largo, narrado en una pluma exquisita de una autora que no conocía (de seguro leere mas de ella). NOs muestra desde la perspectiva de una niña el desamor, la naturalización del destrato y como puede sorprenderse cuando hace consciente la existencia de otros mundos y modos posibles de alojar (familia alternativa) que son amorosos, cálidos y continentes. No puedo no pensar en la manera que nos confronta , con el impacto de nuestros primeros vínculos, como uno forja sistemas o modelos posibles de vinculacion y de amar en esos primeros amores conocidos.