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Sinopsis de COSAS PEQUEÑAS COMO ESAS

Invierno de 1985 en un pequeño pueblo irlandés. Bill Furlong es un hombre amable y un trabajador infatigable; vende carbón y madera. Su única preocupación es que a su esposa y a sus cinco hijas no les falte nada. Lleva una vida tranquila y rutinaria; hasta que un día; mientras entrega un pedido en el convento del pueblo; se involucra en una situación que le devuelve otra imagen de su pasado; dejándolo en medio de una encrucijada definitiva: por un lado; seguir su instinto de autopreservación y mirar hacia abajo; por el otro; actuar con coraje y hacer lo correcto; sin importar las consecuencias. Claire Keegan; una de las voces más potentes de la literatura irlandesa contemporánea; se detiene con perspicacia en esas pequeñas cosas que hacen la diferencia y construye una novela de una delicadeza conmovedora.

19 reseñas sobre el libro COSAS PEQUEÑAS COMO ESAS

A pesar de tener libros sin leer como para 5 vidas... me obsesioné completamente con este😶. Ví un video en YouTube y fue como llevar 1 kg de cocaína a una reunión de ex adictos😶. Irresistible. Saben lo peor? Lo ví en inglés y no cacé una😕. Cuando miro esos videos soy como un perrito: entiendo 2 o 3 palabras sueltas, pero en el fondo no tengo ni puta idea de lo que está diciendo😕. Miro las expresiones. Si lo veo contento y exaltado asumo que el libro es bueno ( el metodo puede fallar. Si justo se le da por ser sarcástico, voy muerta). Cuestión: el muchacho este parecía muy feliz y quise ser tan feliz como él. Pero me caigo y me levanto!😩 Que complicada fue la busqueda de la felicidad! El condenado libro me costó sangre, sudor y lagrimas! Ni siquiera estaba cargado en alibrate y tampoco lo conseguía en ninguna de estas páginas de dudosa reputación!✋No me vengan con ataques de moralismo y virtuosidad, que yo no tengo un centavo partido por la mitad. Nada. Hace mas de 3 años que no me compro un libro. Y soy madre: este librito de 96 paginas está 1200 pesos. Eso, son como 10 sachets de leche. Sé que la literatura es eterna y que alimenta el espíritu pero el espíritu no puede con dos mellizos hambrientos...y pues...tomarán mate cocido este mes😕. Me lo compré nomas...y me duró 3 horas😭😭😭. Soy una madre de mierda😭😭😭, aunque nadie podrá negar que también soy una lectora dedicada🥲. Menos mal que el libro estuvo genial porque sino estaba como para tirarme del acantilado. En fin, iba a quitarle media estrella porque el lenguaje es más bien llano, pero después me di cuenta de que a pesar de su sencillez, el libro es inexorablemente redondo. Claire Keegan tiene la asombrosa capacidad de hacer que los personajes crezcan dentro tuyo, contándote cuestiónes totalmente terrenales y cotidianas (cosas pequeñas como esas), pero increíblemente ilustrativas de la psicología de los personajes. Aquí, un hombre de origen muy humilde, después de años y años de sacrificio, logra una estabilidad económica para él y su familia. Pero en plena Navidad, este pobre tipo ve lo que no debería ver. Algo que todos saben pero que deliberadamente ignoran porque hay cosas que a uno le conviene callar... El libro es corto, certero, conmovedor y encima está basado en hechos reales. No puedo decirles en qué, pero es algo que duele y que hasta hace pocos años el gobierno irlandés venía silenciando. "Cosas pequeñas como esas" no es solo un bello relato: es un recordatorio de que dejar sufrir a los demás solo porque no nos afecta directamente, puede pudrirnos el alma.( Me voy a llorar al patio como Scarlet O' Hara y a prometer que nunca más pasaré hambre, aunque tenga que descargarme libros ilegalmente por los días de los días🙂).


Es hermoso cuando has construido una relación tan estable y duradera con los libros que ellos van llegando a tu vida en el momento justo y en el lugar adecuado. De repente sientes como si cada libro te estuviera escogiendo a ti y no uno los estuviera seleccionando a ellos. Este libro me llega para ser leído en un viaje a la playa con mi familia, teniendo a mi hijo de 8 meses que me tiene completamente enamorado. Y justo me encuentro con una historia muy sentimental, llena de reflexiones lindísimas de lo que es la familia y la vida misma. El protagonista es un hombre humilde con una familia compuesta por cinco hijas, el cual trabaja muy duro en un depósito de carbón, vive sin lujos y apenas con lo suficiente para que no falte nunca el pan en su mesa. Sin embargo, el protagonista dentro de su rutina diaria hogar-trabajo-hogar-trabajo-fin de semana-trabajo-hogar comienza a cuestionarse sobre aspectos de su vida, de la sociedad y del papel que cada uno de nosotros desempeña como seres humanos socialmente útiles. La verdad es un libro que toca fibras y te hace cuestionar un montón, muchas veces nuestro día a día nos mantiene ciegos o completamente indiferentes de lo que sucede a nuestro alrededor, sin darnos cuenta que con pequeñas cosas, pequeños detalles o pequeñas acciones podríamos cambiar la vida de alguien y de a poco ir construyendo un mundo mejor.


Un libro bellísimo que me resultó atrapante y conmovedor. Una prosa sencilla pero increíblemente buena para narrar tanto la simpleza de la cotidianeidad como la complejidad del ser humano.


Como me gusta Claire Keegan, ella puede en 90 páginas condensar una historia bellísima, un contexto histórico, desarrollar personajes entrañables y emocionarnos. Ya la conocía por “Tres luces”, un libro muy tierno que me emocionó muchísimo, y además recordaba la reseña de @marenpergamino, así que no dudé en leerlo. Lo más impactante de todo es que esta basado en hechos reales, en los horrendos asilos llamados Lavanderías de la Magdalena en Irlanda. Es un libro que se lee rapidísimo, de redacción simple y sentida, que lleva a la reflexión y, por lo menos a mí, me dejó sintiendo que todavía hay esperanza en el mundo…mientras existan esas personas que no miran para otro lado. Prefiero no sumar mas datos de los descriptos en la sinopsis, la historia sucede en Irlanda y el protagonista es Bill Furlong, un trabajador incansable, hombre sencillo y agradecido, que ama y cuida a su familia, que disfruta de las pequeñas cosas, con una infancia difícil que dejará huella en el resto de su vida. Vivimos en un mundo complicado, lleno de injusticias y maldad pero siempre hay alguien, una persona entre tantas, que pondrá por delante su corazón a la razón y a la conveniencia, y ese alguien puede cambiar, no sé si el de todos, pero sí el pequeño mundo de algunos…


Bill Furlong es un buen hombre, vendedor de carbón y madera en un pequeño pueblo irlandés. Su vida es sencilla y humilde, junto a su mujer y sus cinco hijas. Su única preocupación es el bienestar de su familia y se siente orgulloso de ella, agradecido a la vida y a las pequeñas cosas que la completan. Esa forma de vivir se la debe a Mrs. Wilson, una mujer que acogió a su madre soltera cuando dio a luz y lo crio cuando ésta murió. Vive agradecido por esa infancia, que de otra manera hubiera podido ser muy difícil. La historia fluye tranquila, hasta que en los días cercanos a la Navidad de 1985, Bill es testigo de unos hechos que lo devuelven a su infancia y lo ponen ante la tesitura de tomar una decisión muy complicada. El destino a veces nos pone ante oportunidades para actuar, obviándolas y agarrándonos a la comodidad o enfrentándonos a ellas y actuando para hacer el bien y llenar de sentido nuestra vida. Bill lo tiene claro y con sus actos nos hará reflexionar y se quedará en nuestro corazón por mucho tiempo. ¿Puede una decisión cambiarnos la vida para siempre? ¿Podemos seguir con nuestras vidas sabiendo que hubiéramos podido hacer algo por los demás y no lo hicimos? ¿Puede una vida apacible impedir que actuemos y arriesguemos perder esa tranquilidad? En tan solo 90 páginas la autora consigue decir mucho y lo hace desde una narrativa muy delicada, llena de belleza y sutileza, donde los detalles son muy importantes y hay que leer con atención para que no se nos escapen. Un relato de ficción basado en un trasfondo histórico sobre unos hechos terribles que se llevaron a cabo en las lavanderías de la Magdalena a cargo de una institución religiosa y que hasta hace poco no se sacaron a la luz. Para saber qué pasó en Irlanda y cómo actuó nuestro protagonista tendréis que leer esta deliciosa miniatura que os dejará pensando durante unos días. Un placer haber descubierto a Claire Keegan, a la que seguiré leyendo seguro.


Cosas pequeñas como esas, actos simples. Estamos para retribuir un poco de aquello que nos es dado? Dar sin pensar en recibir algo a cambio. Pues esa es la verdadera huella que podemos dejar. Recordar lo que un día alguien nos obsequió. Recordar que lo material no es nuestro sino prestado. Tal vez la vida ser un regalo, la posibilidad de sentir. La oportunidad de dar no la podemos dejar pasar. La posibilidad de conocer, de amar y sufrir. El corazón se agranda ante la pérdida de lo efímero, Cosas pequeñas como esas. Tan pequeñas que dar un poco no te quita. Y se llena de momentos, que esos sí se van siempre contigo. Y al que no tiene, le suma en demasía. Ir en contra de lo establecido, pero con una finalidad. Darse la posibilidad para crecer mediante la cesión. La conciencia sabe qué está bien y que está mal. Darse la posibilidad para ser mejor. Hacerle caso al corazón. Mediante la cesión de cosas pequeñas como esas. Del tiempo, un momento, del cariño.


Una joya este pequeño libro. Si un libro no te cambia, no sirvió más que para entretener, aunque también es válido, pero es una delicia cerrar un texto y sentir como movió algo en ti (es sobre todo por esto que leo) y esta pequeña historia tiró de mis hilos y descolocó algo que quizás ni siquiera estuvo en su lugar. Bill Furlong es un hombre decente y trabajador. Procede de una infancia difícil, su madre quedó embarazada muy joven y nunca dijo quien fue su padre. Fueron acogidos por la señora en donde su madre hacía el aseo, en contra de normas y reglas (el absurdo) y gracias a eso creció con una bondad que deberá poner a prueba, cuando la vida le ponga enfrente de una situación ante la cual hay dos caminos: seguir indiferente o tomar partido aceptando las consecuencias. Corto, bien escrito, sensible, y contundente con la hipocresía religiosa. Es entretenido, sorprendente y muy emotivo. Muestra que en "cosas pequeñas como esas" podemos sacar nuestra peor o mejor versión. Siempre será nuestra elección elegir la humanidad, aun en contra de las reglas (¿Reglas?¿Quién pone las reglas?) Es una ficción situada en un contexto real, existió ese lugar en Irlanda y se sacó a la luz hace poco (ver google) los personajes bien logrados y redondos, y el cuestionamiento del protagonista ante lo que somos como sociedad , de nuestro papel en ella, de como la integridad va más bien asociada a hacer un pequeño gesto que haga la diferencia, sin juzgar, sin clasificar, solo ofreciendo la mano a quien urge de asirse a ella. En un lenguaje sencillo, armó una historia compleja, así de compleja como somos los seres humanos. Llena de detalles, leer despacio para captarlos todos, bellos, sutiles y delicados. Hay más historias anónimas como estas. El mundo que nos rodea tiende a ofrecer gente deshumanizada, para quienes solo su pequeño círculo importa, y si algún tipo de seguridad les cobija, desdeñan, son ciegos, escondidos detrás de algún prejuicio (o interés) que le cobije en su inanición. Pero hay esperanza, también hay gente extraordinaria, que con pequeñísimas acciones pueden ayudar a cambiar el pequeñito mundo de alguien, es al final, en los gestos chicos donde encontramos la diferencia, la unión de estos, son los grandes cambios. Lo recomiendo. Se lee incluso en un día (no tiene 100 páginas) y es otro de los que se quedan en uno...cincelando...cincelando.


Una joya este pequeño libro. Sin un libro no te cambia, no sirvió más que para entretener, aunque también es válido, pero es una delicia cerrar un texto y sentir como movió algo en ti (es sobre todo por esto que leo) y esta pequeña historia tiró de mis hilos y descolocó algo que quizás ni siquiera estuvo en su lugar. Bill Furlong es un hombre decente y trabajador. Procede de una infancia difícil, su madre quedó embarazada muy joven y nunca dijo quien fue su padre. Fueron acogidos por la señora en donde su madre hacía el aseo, en contra de normas y reglas (el absurdo) y gracias a eso creció con una bondad que deberá poner a prueba, cuando la vida le ponga enfrente de una situación ante la cual hay dos caminos: seguir indiferente o tomar partido aceptando las consecuencias. Corto, bien escrito, sensible, y contundente con la hipocresía religiosa. Es entretenido, sorprendente y muy emotivo. Muestra que en "cosas pequeñas como esas" podemos sacar nuestra peor o mejor versión. Siempre será nuestra elección elegir la humanidad, aun en contra de las reglas (¿Reglas?¿Quién pone las reglas?) Es una ficción situada en un contexto real, existió ese lugar en Irlanda y se sacó a la luz hace poco (ver google) los personajes bien logrados y redondos, y el cuestionamiento del protagonista ante lo que somos como sociedad , de nuestro papel en ella, de como la integridad va más bien asociada a hacer un pequeño gesto que haga la diferencia, sin juzgar, sin clasificar, solo ofreciendo la mano a quien urge de asirse a ella. En un lenguaje sencillo, armó una historia compleja, así de compleja como somos los seres humanos. Llena de detalles, leer despacio para captarlos todos, bellos, sutiles y delicados. Hay más historias anónimas como estas. El mundo que nos rodea tiende a ofrecer gente deshumanizada, para quienes solo su pequeño círculo importa, y si algún tipo de seguridad les cobija, desdeñan, son ciegos, escondidos detrás de algún prejuicio (o interés) que le cobije en su inanición. Pero hay esperanza, también hay gente extraordinaria, que con pequeñísimas acciones pueden ayudar a cambiar el pequeñito mundo de alguien, es al final, en los gestos chicos donde encontramos la diferencia, la unión de estos, son los grandes cambios. Lo recomiendo. Se lee incluso en un día (no tiene 100 páginas) y es otro de los que se quedan en uno...cincelando...cincelando.


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FRASES DEL LIBRO COSAS PEQUEÑAS COMO ESAS

Siempre, la Navidad sacaba lo mejor y lo peor de la gente.


Publicado porIvan Plata 📖

Se preguntó qué sentido tenía estar vivo sin ayudarse los unos a los otros. ¿Era posible seguir adelante a lo largo de todos los años, de décadas, de toda una vida, sin ser lo suficientemente valiente como para ir en contra de lo establecido y, sin embargo, llamarse cristiano?


Publicado porMarilyn.Monroe

¿Cómo serían las cosas, se preguntó, si se dieran el tiempo de pensar y de hacer un alto? ¿Sus vidas serían diferentes o muy parecidas, o simplemente perderían el control sobre sí mismos?


Publicado pormidoriAG

La gente podía ser buena, se dijo Furlong, mientras conducía de regreso al pueblo; era cuestión de aprender a gestionar y equilibrar lo que se toma y lo que se da de una manera que le permitiera a uno llevarse bien con los demás y con los suyos.


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“Era fácil entender por qué las mujeres les temían a los hombres, con su fuerza física, lujuria y autoridad social, pero las mujeres, con sus sagaces intuiciones, eran mucho más profundas: podían predecir lo que vendría mucho antes de que llegara, soñarlo de la noche a la mañana”


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“Adónde nos lleva pensar? -dijo ella-. Para la único que sirve pensar es para deprimirse… si quieres triunfar en la vida, hay cosas que debes ignorar para poder seguir adelante”.


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