MERIDIANO DE SANGRE

He tratado de referirme a este libro sin que mi comentario gire en torno a un solo personaje, el Juez Holden, sin embargo, luego de mucho pensarlo concluyo que no es posible hacerlo. Me explico, Meridiano de Sangre es una novela que se ubica a finales de los años 1800 en EE.UU., y empieza narrando la historia de “el chaval”, un joven que no tiene nombre, que a los 14 años decide irse de su hogar conformado por una madre muerta, una hermana desconocida y un padre indiferente para quien su hijo es poco menos que un ingrato recuerdo. El viaje del chaval por la norteamérica salvaje termina cuando llega a la zona entre Tejas y México, donde decide enrolarse en la banda del Gobernador Glanton, un mercenario que lidera una cuadrilla de malvivientes, dedicados a cazar apaches a cambio de recompensas, las cuales una vez recibidas son gastadas sin ningún recato en alcohol y sexo, no siempre consensuado este último. Dentro de este ejercito de facinerosos hay toda clase de personajes interesantes, empezando por su líder Glanton, un sanguinario asesino sin ningún tipo de código moral pero con un especial carisma para los negocios, siguiendo con Toadvine, lugarteniente de Glanton que cargaba siempre consigo un “rosario” hecho de orejas de indios que mataba, también está Tobin, un ex-cura que decidió vivir en este mundo violento y cruel en vez ser un representante de Dios en la tierra, pero dentro de todos estos sujetos, emerge uno en especial, el cual termina eclipsando toda la novela y generando en el lector una especie de obsesión por saber qué va a hacer o decir, y este es el Juez Holden. El Juez es un sujeto de más de 2 metros de alto, sumamente pesado y fuerte, completamente lampiño y de una palidez casi albina, tiene conocimientos de química, filosofía, dibujo, derecho, lingüística, paleontología, y algunas otras cosas más, al parecer nunca duerme, asesina hombres y mujeres por igual, durante varios episodios es descrito atrayendo niños con dulces, los cuales terminan teniendo terribles destinos. El Juez sostiene durante muchos momentos largos monólogos sobre la vida y el papel del hombre en la misma, discursos cargados de existencialismo que llevan a sentir una gran desolación, casi como si no existiera una verdadera razón de existir en este mundo sin sentido, donde todos somos simples bailarines de una coreografía que no podemos entender. Creo que, con esta descripción, comprenderán por qué resulta imposible escapar a hablar de este personaje al referirse a este libro, sin embargo, esta obra no es solo el Juez, ya que es una novela que encaja de forma natural en el universo de Cormac McCarthy, donde la belleza de la prosa contrasta con la violencia y desamparo de lo que se recrea, es una historia que no da descanso al lector, los episodios se suceden uno tras otro casi que sin interrupción, lo cual, exige de una lectura muy consciente y concentrada, so pena de perderse en los hechos. En este libro al lector se le transmite una atmosfera cargada de presagios de tragedia, no hay un solo momento del libro en que se sienta que algo bueno va a pasar, y, por el contrario, con las primeras páginas sabemos que esto no es, ni de lejos, una historia con final feliz. Si les gustan las historias descarnadas, con altas dosis de violencia y bien contadas, este libro deben leerlo, sin embargo, reitero que exige de una lectura muy juiciosa, ya que el estilo de McCarthy puede ser por momento difícil de seguir.

No apta para estómagos y mentes sensibles, un western, brutal, aterrador con una serie de personajes al cual más indeseable, realismo sucio a la enésima potencia, el juez Holden es uno de los villanos literarios más aterradores con lo que he tenido el gusto de cruzarme,de lo mejor de su autor (y ya es decir)

La verdad es que es un libro complicado de leer por la manera de escribir y contar las cosas. McCarthy siempre va más allá y el personaje del juez Holden puede ser difícil de comprender a veces.

Puede que sea una novela de calidad como dicen muchos. No lo sé. Pero lo que si sé es que a mi me pareció un tostón de mucho cuidado. Empezando por el cargante estilo narrativo del autor y terminando por ese argumento que parece ir a la deriva, como los personajes de la historia por los desiertos americanos, sin que te llegue a contar nada argumentalmente relevante, y centrándose en las tropelías de un grupo de desalmados. Los personajes tampoco me resultan interesantes, empezando por el extravagante Juez Holden y sus disertaciones filosoficodelireantes y las conversaciones poco creíbles (no es la clase de gente que se pone a pensar de forma tan trascendental, creo yo) con el resto de compañeros de fechorías. En fin, una novela un tanto extraña, como lo debe ser su autor, que, por lo que he leído por ahí, también se las trae.