Una novela sobre los aspectos más oscuros del hombre: la barbarie y el amor. En un campamento minero de las montañas de Perú, el cabo Lituma y su adjunto Tomás viven bajo la constante amenaza de los guerrilleros maoístas de Sendero Luminoso, y debatiéndose con misterios sin aclarar, como ciertas desapariciones inexplicables. Está también la historia íntima de estos personajes, sobre todo la de un antiguo amor de Tomás.
El viento hacía tintinear las calaminas del techo y las trombas de agua salpicaban el interior de la vivienda. Era una sola habitación, partida por un biombo de madera y protegida por una empalizada de costales embutidos de piedras y de tierra...
El que no pone a dormir su pensamiento,... no se olvida de sí mismo, ni se saca las vanidades y soberbias ni se vuelve música cuando canta, ni baile cuando baila,...ese no sale de su prisión,...no visita su animal ni sube hasta espíritu...no vive: es decadencia y está vivomuerto
...El hombrecito enfardelado en su saco-prisión, se había abierto la bragueta y tenía su sexo entre las dos manos. Se lo mostraba, negruzco y enhiesto, a doña Adriana, chillando en su lengua trabada: -Adóralo, viejita. Arrodíllate y con las manos juntas dile: «Eres mi dios».
Cuando vio aparecer a la india en la puerta de la choza, Lituma adivinó lo que la mujer iba a decir. Y ella lo dijo, pero en quechua, mascullando y soltando un hilito de saliva por las comisuras de su boca sin dientes.