De bastante menos calidad que la primera entrega sobre Wilt y su familia, espero que esta segunda novela, que es corta y fácil de leer, pero con una trama mucho menos ingeniosa y divertida, sea el peor de la saga, porque tenía muchas expectativas de seguir riendo a carcajadas, y ahora me ha hecho dudar.
En la misma línea que el Wilt original, pero sin llegar al nivel del primero. En cualquier caso, novela entretenida sin muchas pretensiones.
Cierto es que he leído este libro con la intención de seguir fulminando lecturas pendientes desde hace años en mi librería. Y pese a ser consciente de que es la segunda entrega de la saga de Wilt sin haberme leído previamente el primero, lo he cogido con ganas. Se puede leer perfectamente sin haber conocido el primero, ya que la trama se abre y se cierra perfectamente y, en algunos momentos, pone en antecedentes de hechos ocurridos en el primer libro. Pero la sensación que me ha quedado tras su lectura ha sido un poco fría. Si bien la historia tiene momentos divertidos, no han sido desternillantes. Quizá porque no ha envejecido del todo bien pese a que no hay chistes de la actualidad en la que se escribió hace casi 40 años. Pero deja una sensación descafeinada de enredos un poco forzados y personajes demasiado ridículos en algún momento. Quizá la novela más interesante de Wilt sea la primera. No sé si me acercaré a ella.