Sinopsis de KENTUKIS

Encarna la compleja relación que tenemos con la tecnología, renovando la noción del vouyerismo y exponiendo al lector a los límites del prejuicio, el cuidado de los otros, la intimidad, el deseo y las buenas intenciones. ¿Qué sucedería si personas de cualquier lugar del planeta pudieran meterse en la vida de otras? ¿A través de qué dispositivo lo harían? ¿Hasta dónde podría llegar la creatividad humana para sacar provecho de esta situación? Cada uno de los personajes de esta novela encarna el costado más escalofriante de la tecnología. Ya se registran miles de casos en Vancouver, Hong Kong, Tel Aviv, Barcelona, Oaxaca, y se está propagando rápidamente a todos los rincones del mundo. No son mascotas, ni fantasmas, ni robots. Son ciudadanos reales, y el problema -se dice en las noticias y se comparte en las redes- es que una persona que vive en Berlín no debería poder pasearse libremente por el living de otra que vive en Sídney; ni alguien que vive en Bangkok, desayunar junto a tus hijos en tu departamento de Buenos Aires.

51 reseñas sobre el libro KENTUKIS

¿Le abrírias la puerta de tu casa un extraño? ¿Dejarías que fuera testigo de lo que haces, decís, que siguiera tus hijos, sin tener ningún control sobre ello? Hace muchos años existían unos muñecos digitales llamados tamagotchis.... Uno debia cuidarlos, darles de comer, hacerlos dormir y no se que más porque nunca tuve uno...me parecía tonto... Samantha Scweblin le da una vuelta de rosca al tema y crea unos muñecos, los Kentukis, que son comandados por ¡¡¡personas reales !!! 😱😱😱😱 O tenés uno en tu casa o sos uno y miras la vida de los demas.... La tecnología en su grado más tóxico! Una gran crítica a lo que el ser humano acepta...y toma como normal y las modas como crecen y se agigantan... Una serie de historias que se van entrelazando entre sí, dónde por lo general solo ves uno de los dos kentukis, a mi gusto le faltó profundizar en el otro lado de la historia. O en cómo llegan a comunicarse unos u otros, o lo que sucede con esto. De todos modos, el libro es interesante. Seguiré leyendo a esta escritora !


En el mundo actual, dominado por la comunicación a través de las redes prima la dinámica de mirar y ser mirado. Como si el individuo adquiriera entidad sólo al volverse visible, observable. Como dijera el filósofo Berkeley "ser es ser percibido" (y "percibir" podríamos agregar). Esta podría ser la idea rectora de Kentukis. Samanta Schewlin plantea una suave distopía en la cual existen mascotas tecnológicas (unos tiernos conejitos de peluche) llamadas Kentukis a través de las cuales, mediante cámaras y conexión a internet, uno puede asumir el rol de observador o ser observado por un total desconocido. Con estos Kentukis como centro y punto de referencia se narran varias historias que, sin cruzarse entre sí, invitan a reflexionar acerca de estos tiempos y las nuevas formas de relacionarnos y construírnos como sujetos por medio de las redes sociales y la tecnología. Y es en virtud de esa relación con la tecnología que la autora se sumerge en la humanidad de sus personajes, en sus obsesiones y en la deriva existencial que los abruma. Schewblin escribe de manera tal que logra atraparte ya en las primeras lineas, con una prosa fluída y transparente. Hay historias más desarrolladas que otras sin que ello implique jerarquía alguna entre ellas en cuanto a su ejecución. Todos los personajes están sutilmente delineados; rasgos, pensamientos y dudas se convierten en motor y eje de sus propias historias. Sin embargo, la estructura coral del libro no logra cohesionar satisfactoriamente la trama como un todo. El libro nos abre a reflexiones y preguntas que Schewlin también intenta responder, pero no desde la que podría ser una cerrada intelectualidad de la autora sino a través de la abierta humanidad de unos personajes que oscilan entre la sonrisa y el llanto ante un mundo que los agobia.


Serie de relatos con diferentes personajes (que van alternándose durante el libro), con diferentes ubicaciones, culturas, nivel social, problemática y que solo tienen en común a los KENTUKIS: un nuevo tipo de mascota con aspecto de peluche (diferentes aspectos) y conexión a la red lo que permite el acceso remoto de una persona a la vida íntima de otra, pudiendo interactuar como en una red social; nos encontramos así con los que “son” kentukis (tienen la mascota) y los que “tienen” kentukis (pueden actuar sobre la mascota a distancia).Partiendo de esta premisa nos hallamos ante situaciones muy variadas: quienes los necesitan como compañía (ante la creciente ola de soledad a cualquier edad), los que los consideran un negocio aún sin legislar; los acosadores tanto por pederastia como por defender de posibles problemas al que “es” kentukis o los que usan la tecnología para controlar, sobornar o esclavizar a otros.Dos reflexiones: inquietud por las nuevas tecnologías y la sobreexposición en redes y cómo, cada uno de nosotros, nos relacionamos con ella y el libro me ha ayudado a darme cuenta de que en realidad los usos perversos NO son de la tecnología sino de las personas que están al otro lado (soy un inútil tecnológico) y ¿es posible que alguna empresa esté ya analizando de poner en marcha esta idea?.


Libro con una serie de historias cortas de la vidas de varias personas que no se entrelazan entre si, solo comparten la particularidad de pertenecer a l grupo de personas que tienen como accesorio un Kentuki, tal como dice la sinopsis, es un muñeco peluche que tiene como objetivo, ser el receptor de un huésped que por medio de una cámara y conexion a internet, se vuelve en observador de la persona o personas que adquieren dicho muñeco, estos sin tener conocimiento alguno de quien sera quien lo esta observando, si es hombre o mujer, si es joven o adulto mayor pero que conscientemente acepta que alguien en algún lugar del mundo lo observa constantemente. Un libro perturbador pero al mismo tiempo fascinante de leer, pues es en cierta manera el reflejo de la sociedad actual donde todos participamos en uno u otro papel, el ser observadores o ser observados, por medio de las redes sociales al publicar nuestras vidas las exponemos al escrutinio de otros que jamas veremos y no sabremos que idea se forman de nosotros pero que al mismo tiempo están al pendiente de nuestros movimientos o viceversa, somos quienes estamos al pendiente de que es lo que publica la persona de nuestro interés, pero en este caso, en el caso de los Kentukis, es una critica que lleva al desastre cuando como seres humanos nos abandonamos al hecho de dejar que nuestra necesidad de atención sea mas importante que vivir nuestra propia vida. hay algunas historias que son cortas y terminan rápido, otras que tienen una continuidad pero que el final de cada historia es tan tragico como hilarante, no pude dejar de sentir el vacío que te da el saber que la vida en realidad no tiene finales felices. la misma sensación que me dio cada capitulo de la serie Black Mirror.


Semejante a un montaje de diversos relatos independientes, unos más extensos y en varios capítulos, otros breves y parecidos a impactantes viñetas, lo que confiere al libro la unidad de una novela es el concepto central de los kentukis: unas simpáticas mascotas electrónicas con las que la gente comparte su vida cotidiana mientras un completo desconocido las controla desde otra parte del mundo. Sea cosa de ciencia ficción o bien de nuestro presente más inmediato, corresponde al lector decidir hasta qué punto le parece creíble o preocupante la idea.⠀ ⠀ Más que una crítica sin paliativos a las nuevas tecnologías, se trata de bosquejar un (a menudo) desolador panorama de relaciones humanas mediadas por dicha tecnología, cómo puede ésta sacar lo mejor y lo peor de nosotros (más lo segundo que lo primero). Los protagonistas son gente de todo tipo en cuanto a nacionalidad, condición social, género y edad; el alcance del fenómeno es global y se propaga como la pólvora (hay cierto misterio en torno a su origen, como si no interesara revelarlo y fuera, antes que nada, una inquietante metáfora). Cada una de las historias acaba llevando a alguna forma de desengaño, de violenta pérdida de la inocencia. La conclusión es que todos estamos inmersos, lo queramos o no, en estas lógicas digitales, y que el papel que desempeñamos en ellas como usuarios es a menudo oscuro, imprevisible.⠀ ⠀ El mundo de los kentukis, con sus propias lógicas y roles, es todo un acierto y nos anima a participar. ¿Qué haríamos nosotros? ¿Cómo nos afectaría? Porque al fin y al cabo, están los usos para los que un determinado invento es diseñado y están los usos reales que se acaban imponiendo, incluso en esferas como las de la sexualidad o el arte contemporáneo. Los prejuicios y los equívocos, las identidades múltiples/vidas paralelas, el voyeurismo y la necesidad tanto de observar como de ser observados, la cosificación del ser humano (o bien el surgimiento de conductas humanas donde menos se las espera), la posibilidad de acceso a los rincones más turbios y que no deberían haber sido descubiertos… todo ello es lo que predomina. También las imágenes que se vuelven en nuestra contra, el peligro bajo la apariencia engañosa del simple entretenimiento... muy especialmente cuando hablamos de menores de edad, individuos aún en proceso de formación y en edades complicadas, olímpicamente ignorados por sus progenitores. Pero quizá los kentukis nos hablan de lo que proyectamos en ellos, que puede ser crueldad o puede ser amor, de la necesidad de dar sentido a nuestras vidas, huir de rutinas, soledades y problemas personales, estableciendo con personas muy ajenas unos vínculos más estrechos que los que pudiéramos mantener con nuestros seres queridos, tan cercanos y tan lejanos.⠀ ⠀ “Necesitaba saber qué tipo de usuario le había tocado. ¿Qué tipo de persona elegiría «ser» kentuki en lugar de «tener» un kentuki?”


Bueno, hay muchas reseñas sobre este libro. ¿Qué me pareció a mi? Es un libro interesante, con un premisa muy actual y un relato inteligente que si bien habla de nuestra relación con la tecnología, termina hablando de los seres humanos y sus carencias, sus debilidades y sus bajezas. Muy recomendable. (lista: 2021 Mayo . Qué viva Latinoamérica)


A mi me gustó mucho este libro. Esta autora escribe realmente muy bien. Había leido otros libros suyos y este me lo confirma. Tiene una manera de escribir simple pero atrapante, en la que capta muy bien las emociones de los protagonistas, y narra lo que quiere contar con el ritmo adecuado. Son varias historias que no se entrelazan entre si pero que tienen un factor común "los Kentukis". Las historias, que se van intercalando sin rozarse, van avanzando hasta ponerse cada vez más interesantes invitando al lector (o por lo menos a mí) a avanzar con prisa en la lectura. Muy recomendable.


La autora es muy buena cuentista y en este caso al tener un hilo conductor son muy interesantes. Es original y te deja pensando. Sigo con "siete casas vacías".


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FRASES DEL LIBRO KENTUKIS

Y no ser nadie era otra forma de anonimato, una qué la volvía tan poderosa como él, y quería dejárselo bien claro.


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Un «amo» no quiere saber lo que opinan sus mascotas.


Publicado porKatherine.bd

Al fin y al cabo, los libros estaban allí, tan toscos y permanentes que a veces jugaba al abrirlos despacio, como reliquias de una civilización anterior. Pero siempre volvía al Kentuki, a esa eterna noche oscura donde casi nunca pasaba nadie.


Publicado pormavarela.89

Y lo que dijo a continuación le hizo pensar que quizá ella había estando considerando una liberación. Quizá algunos amos hacían para sus Kentukis lo que no podían haber para sí mismos.


Publicado pormavarela.89

La inartista. Nadie, para nadie y nunca nada. La resistencia a cualquier tipo de concreción. Su cuerpo se interponía entre las cosas protegiéndola del riesgo de llegar, alguna vez, a alcanzar algo.


Publicado por(^._.^)ノ