Creo que es el libro más bonito, y sobre todo, divertido que he leído nunca. Su lenguaje es sencillo y las descripciones muy simples, pero encierra una ternura e inocencia maravillosas. Me hizo reír a carcajadas más de una vez (algo insólito, pues pocos libros han conseguido dicho efecto en mí) y el protagonista es todo bondad y pureza de espíritu. Una fascinante lectura que recomiendo tanto a niños como a mayores porque supone un remanso de paz y simpatía. Acabo de descubrir, gracias a la aplicación, que existen más libros del bonachón frailecillo, pero sospecho que no tendrán la misma calidad, sino que serán aventuras diversas con el fin de sacar provecho económico tras el seguro éxito de la primera entrega.