Un barco repleto de judíos provenientes de Europa despues de la II Guerra Mundial, intenta llegar a Palestina. Las autoridades británicas intentan retenerlo, aunque acabará cediendo. A través de la odisea de esos hombres y mujeres, de su ilusión y de su convicción de crear un Estado propio y de terminar su histórica condición de "pueblo errante", asistimos a la fundación del Estado de Israel y a los hechos que siguieron a la declaración de independencia: la guerra con los árabes, que no reconocían la existencia de un Estado sionista en los territorios de Palestina, el terrorismo por ambas partes y la imposible mediación de las autoridades británicas.
"Éxodo" es una gran historia de amor enmarcada con la generación del Estado Judío. Basado en un barco llamado así, que existió en realidad y que partió del puerto de Sète, cerca de Marsella, el 11 de julio de 1947 con más de 4500 inmigrantes, entre ellos unos 650 niños, todo supervivientes del Holocausto nazi. Algunos caracteres ficticios están basados sobre personajes históricos. La descripción nítida y vivaz de los eventos hacen que sea una historia que atrapa y conmueve. Lectura enriquecedora, muy extensa, que sí cumplió mis expectativas sobre el tema histórico de referencia.
Novela escrita por León Iris, sobre el éxodo a Israel de judíos europeos durante el régimen nazi y todos los altibajos zozobras que sufrieron. Con personajes entrañables. Se hizo una película dirigida por Otro Premier, y el actor principal era Paul Newman. La música de la película es muy hermosa. Recomiendo ambas, novela y película.
"Era corriente que los cráneos bien formados fueran recuperados y vendidos a los guardias alemanes, que los utilizaban como pisapapeles.“
¿ Por qué debemos luchar por el derecho a vivir , una y otra vez , cada vez que sale el sol ?
Todo lo que poseemos se reduce a nuestro coraje y a nuestra fe. Hemos vivido dos mil años recibiendo golpes y afrentas. ¡Esta lucha hemos de ganarla nosotros!
sobre la estela de este arrebato, la generación joven y curtida de los sabras dio lugar a otra generación que no había de saber jamás lo que era verse humillado por haber nacido judío.
Habían arrancado el alambre de espino, las cámaras y los hornos crematorios habían desaparecido, pero los recuerdos no le abandonarían nunca.
Acudieron de setenta y cuatro naciones diferentes. Los dispersados, los exiliados, los repudiados se congregaban en el único rincón de la Tierra donde la palabra «judío» no era un insulto.