EL PINTOR DE BATALLAS

El pintor de batallas es una novela principalmente autobriográfica, es por ello que a los interesados en la vida como reportero de guerra de Reverte gustará. Encerrado en un faro, un hombre pinta un enorme fresco donde vuelca todas aquellas imágenes que no puede olvidar y que lo desasosiegan. De repente recibirá una visita inesperada relacionada con su pasado, que lo cambiará todo. En este punto se abre un dilema moral en el protagonista, el de el caprichoso destino que empuja a un hombre de ser un simple fotógrafo bélico a causante de una tragedia familiar. A veces descarnada y a veces didáctica en lo pictórico, se vislumbra un trasfondo:¿ Es ético ganarse la vida a costa del sufrimiento ajeno? Con su estilo inconfundible, y con una trama que te mantiene expectante hasta el final, Reverte vuelca negro sobre blanco, muchas de sus memorias.

Una obra notable de Pérez-Reverte donde descarga, creo yo todo, lo que el mismo ha visto a lo largo de sus guerras, aquellas donde ha estado como corresponsal. Donde ha visto y ha sentido el odio humano y el sinsentido de la guerra. Notable libro. MUY RECOMENDABLE

El libro más desgarrador de Pérez-Reverte, intenso, sórdido pero a la vez exquisito. Un final para el debate, entre cafés y whisky

Gran novela de Reverte. Sorprende porque se sale del estilo habitual del que nos tiene acostumbrados. Muy influenciada por sus experiencias en conflictos armados. Es un libro atípico en él pero se nota la mano del maestro marca Reverte. Recomendable 100%.

Juntar la fotografía con la guerra en una novela literaria es una labor que solo un fotoperiodista corresponsal de guerra podía hacer: Aturo Pérez-Reverte. La historia se trata sobre Faulques, un fotógrafo que estuvo presente en diversas guerra, en Serbia y África principalmente, el cual decide retirarse tras haber ganado múltiples reconocimientos y fama por sus imágenes impactantes. El escenario principal es el faro donde decide retirarse Faulques, que se ubica en la cima de un pueblo turístico junto a la playa donde cada mañana un yate de turistas pasa al lado junto con una mujer que funge como guía y dice que un fotógrafo famoso pasa ahí sus días. En ese retiro, Faulques pinta un cuadro gigante que plasma varios sentimientos que le brotaron a raíz de su trabajo como fotoperiodista de guerra. Soldados, gente que yace muerta, niños llorando e incluso momentos felices, todo en una especie de collage que emana los sentimientos más profundos del ser humano. La vida de Faulques cambia drásticamente cuando un día llega un soldado croata llamado Markovic, que sin querer fue protagonista de una de sus fotos más famosas que le generó reconocimientos. Comienzan a conocerse y la historia cambia radicalmente cuando Faulques se entera del motivo de su visita. Lo que más destaco de la historia es la buena capacidad del escritor de describir las fotografías que van surgiendo a lo largo de la novela junto con la técnica del fotógrafo. Además, la forma de describir los horrores de la guerra junto con su historia de amor se me hizo una idea espectacular, es como si hubiera alguna forma de esperanza entre tanta sangre. A pesar de que la historia tiene descripciones bastantes largas a mi parecer, logra mantener esa tensión o interés en saber qué sucederá con los dos personajes principales y, a pesar de regresar varias veces a contar anécdotas de Faulques, nunca se pierde el hilo conductor y la historia principal siempre se retoma en el momento adecuado. Una lectura que recomiendo bastante y que entretiene. Una historia de amor que convive junto con algo terrible como una guerra y que después se transforma a una de soledad.

Probablemente la mejor novela de autor. Profundo conocimiento del drama de la guerra moderna y del odio

La objetividad del periodista cuestionada desde la ética hasta la venganza.

Disfruté mucho mirando en internet, mientras leía, los cuadros a los que hace referencia...