Jeannette Walls revela la historia de su propia familia. Un padre carismático y entusiasta, que transmite a sus hijos la pasión de vivir pese a que es un alcohólico destructivo. Una madre pintora, un espíritu libre que no quiere asumir su papel de madre de cuatro hijos. Una historia conmovedora sobre una familia que ama y también destruye, que es fiel y a la vez decepciona. Una obra excepcional sobre la locura, la pobreza y el amor, de la que uno sale cambiado para siempre.
Me dijo que era su hija preferida, pero me hizo prometerle que no se lo diría a Lori ni a Brian ni a Maureen. Era nuestro secreto.
Maureen le llamaba borracho despreciable y papá a Maureen cría enferma, la débil de la carnada de cachorros, a la que habría que haber ahogado cuando nació.
Quienquiera que haya acuñado la frase «un hombre tiene que jugar con las cartas que le han tocado», era, con toda seguridad, un gilipollas para echarse faroles
Estar enferma podría significar quedarse en nuestra casa congelada en vez de pasar el día en un aula calentita.