Una joven de quince años que huye de México a Estados Unidos con dinero que ha robado a sus padres. Violetta tiene quince años cuando cruza la frontera con más de cien mil dólares robados a sus padres, asimismo excelentes amigos de lo ajeno. Azarosamente desembarcada en Nueva York, sobrevive durante cuatro años a todo tren, gastando varios kilogramos del dinero mal habido. Para mantener ese ritmo, acelerado todavía más por el polvo blanco que introduce por su nariz en cantidades generosas, se enseña a enganchar hombres en lobbies de hoteles lujosos. No sabe, ni le interesa, la cantidad de leyes, límites y preceptos a los que pasa por encima. Tampoco sabe que Nefastófeles, el supuesto rico heredero que la deslumbra, será como una daga clavada en su bella espalda hasta que, ya de vuelta en México, se tope con Pig, y llegue entonces la hora del Diablo Guardián. Pero lo que Violetta sí sabe es que es tiempo de arrojar los dados y cerrar los ojos, casi con ganas de que a todo se lo lleve el diablo; y que, generalmente, eso lo haces solo cuando de plano crees que ya te va a llevar.
Un día me dijeron que la felicidad consiste en no querer moverse de donde uno esta. Si eso es verdad, aquél fue el día más feliz de mi vida.
Los dos sabían, cada uno a su modo, que sus trenes corrían en direcciones opuestas, pero que llegado el momento, se descarrilarían juntos...
“Porque a las mujeres como yo no las conoces; las contraes. Como los matrimonios, las enfermedades, y las deudas”
“Y ya vez que las putas idioteces son más guapas y más interesantes que las chingadas sensateces”