Novela sobre la vida y la muerte, la enfermedad, la pobreza extrema, de la justicia y del amor. Todo lo que se dice en él es cierto. En cuestión de pocos meses, fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijos y su marido. Alguien me dijo entonces: eres escritor, ¿por qué no escribes nuestra historia? Era un encargo, y lo acepté. Empecé, pues, a contar la amistad entre un hombre y una mujer, los dos supervivientes de un cáncer, los dos cojos y los dos jueces, que se ocupaban de asuntos de sobreendeudamiento en el tribunal de primera instancia de Vienne (Isère).
2 tragedias contadas majestuosamente por el autor. Desgarrador, con la dosis justa de sentimentalismo y realidad. De lo mejor del autor
Menos auto referencial, nos encuentra al autor en un rol más espectador, analista de las desgracias ajenas, de las vidas y los problemas ajenos. Interesante aunque algunas vidas quedan limitadas para pasar a otras, todas con la sombra de la muerte al acecho. Un poco extenso al final y sabor a poco en la experiencia de Sri Lanka, su relato más conmovedor de un tema tan delicado como la muerte de un hijo, una compañera de vida y el dolor en los que se quedan.
Hacía mucho tiempo que un libro no me conmovía de esta manera; me ha sido imposible suprimir las lágrimas en diversas ocasiones. Es bello, doloroso, auténtico. Creo que los escritores franceses tienen una sensibilidad distinta, ya me lo demostro Delphine Devigan. Sin duda, es un libro que siempre recordaré.
Hay personas cuyo núcleo central tiene una fisura prácticamente desde el principio, y que, a pesar de todos sus esfuerzos, no pueden vivir realmente, y que una manera en que la vida, que quieren vivir, se abre un camino en ellos es quizá la enfermedad,y no cualquiera: el cancer.