En el archipiélago de Terramar hay dragones, magos y espectros, talismanes y poderes. Es un mundo gobernado por la magia y, ante todo, por las palabras, pues cada cosa posee su nombre verdadero, el designado durante la Creación, que otorga a los hechiceros el dominio sobre los elementos y los animales. Sus gentes, sencillas y tranquilas, tienen como único objetivo conseguir paz y sabiduría. Este volumen recoge las dos primeras novelas de la saga. Sus respectivos protagonistas, el joven mago Ged y la sacerdotisa Tenar, experimentarán una serie de aventuras que los transformarán profundamente, les harán crecer y liberarse de sus miedos.
Resulta muy difícil encontrar libros de fantasía en los que se profundice, no solo en el mundo y en la magia en concreto del libro o saga sino, en el personaje en sí. La evolución de Ged es increíble: te angustia, exaspera. No es protagonista perfecto, aprende de sus errores (no de todos). Es bonito leer la historia de cómo nace el héroe, y no como algunas novelas que ya te dan el héroe masticadito y perfecto desde las décima página. Además, el análisis de la moral de la magia que se hace en la novela es fascinante, porque filosofa con el bien y el mal sin caer en lo moralista.
Un libro lleno de magia y de un personaje muy bien formado. Si te gusta la fantasía es un libro que tienes que leer.
Es una pregunta que no me la había hecho, ¿Cómo aprenden los magos a ser magos? Ese libro tiene la respuesta siguiendo la vida, ventura y desvetura de un aprendiz de mago. Le Guin tiene la prosa tan natural y completa que leerla es como estar en una balsa dejándose llevar por las olas. La primera historia de los libros de terrar empieza bastante bien.