Vigorosa denuncia contra toda marginación, Sefarad es una sabia mezcla de personajes reales (Kafka, Primo Levi, Müzenberg...) y ficticios, de odios y amores. Cada uno de los relatos entrelazados que compone esta novela enriquece y profundiza los anteriores.
Una de las obras cumbre de Muñoz Molina (que ya es decir) a través de historias independientes pero con algunas conexiones entre ellas, Muñoz Molina nos narra las visicitudes de las víctimas de las grandes lacras del siglo XX, como el nazismo o el comunismo, mezclando a personajes reales como Franz Kafka ,Primo Levis o el poco recordado pero fascinante personaje Willi Munzenberg, el comunista aleman que vendió el comunismo como la panacea de todos los males ,para al final ser traicionado y ejecutado por sus antiguos compañeros. También destacaría la historia del soldado de la división azul que salva su vida por compartir su cena con una mujer rusa y su hijo o la de la antigua inmigrante que idolatra a Stalin o la del zapatero del pueblo de provincias que en plena posguerra tiene una aventura amorosa con una monja, lo dicho, una maravilla de libro.
Igual que hay personas opacas a lo que les rodea, presencias como agujeros negros que absorben cualquier luz que tengan cerca y la apagan sin beneficiarse de ella, hay otras que reflejan en sí mismas cualquier claridad próxima, irradiándola como si fuera suya.
alguien habla, alguien escucha, y para cada uno de los dos la cara y la voz del otro cobran la familiaridad de lo que se conoce desde siempre.
No creo que sea verdad eso que dicen, que al viajar uno pueda convertirse en otro: lo que sucede es que uno se aligera de sí mismo, de sus obligaciones y de su pasado, igual que reduce todo lo que posee a las pocas cosas necesarias para su equipaje.
No sabes lo que hubieras sido, lo que podrías ser, pero sí lo que de un modo u otro has sido siempre, visiblemente o en secreto, en la realidad y también en los ensueños de la imaginación, aunque tal vez no a los ojos de otros.
Quién puede creer que su casa, en la que está modelada la forma de su vida, le será arrebatada en el plazo de unos días, y que gente desconocida vendrá a ocuparla y no sabrá nada de quienes vivían en ella, quienes creyeron que les pertenecía.
Eres no tu conciencia ni tu memoria sino lo que ve un desconocido